Bill Viola y el arte de la personificación individual a través de su obra. -Marina Mateu

4.4.- El videoarte y las artes. Contexto histórico y cultural del nacimiento del videoarte. Evolución: performance, teatro, videoclip.

Hace aproximadamente un año estaba expuesta en el Espacio Telefónica de Madrid, una de las mejores recopilaciones de obras realizadas por el artista Bill Viola (Nueva York, 1951). La exposición, ‘Espejos de lo invisible’, centraba la mirada en la condición humana y el paso del tiempo. En esta podíamos encontrar algunas de las piezas visuales más espectaculares elaboradas por el artista. Era sencillamente una catarsis de emociones en todo su esplendor.

Habrá quien conozca a Viola y habrá quien no… Por suerte, este artículo es para a todos los públicos por lo que vamos a ponernos en situación. Bill Viola es un artista estadounidense y es conocido por ser el precursor del videoarte. Su trabajo se caracterizar por transmitir una inmensidad de emociones con el mediante imágenes en movimiento. Estas piezas se componen de una naturaleza única en su estilo y conceptualiza sus características con el fin de exprimir toda la esencia que ampara.

El artista debe su potencial a un instante de su vida que él mismo define como “su experiencia más cercana a la muerte”. En unas vacaciones familiares, estuvo cerca de ahogarse en un lago. Describió ese momento como “lo más hermoso que he visto en mi vida”. A partir de ahí decidió volcar todos sus esfuerzos en lograr transmitir esa sensación a su público.

Fotograma de ‘Ablutions’ (2005) Bill Viola

Fotograma de ‘Ablutions’ (2005) Bill Viola

La trayectoria de Viola no solo destaca por su temática centrada en el sentido de la vida humana y las diferentes etapas de esta; sino que, la evolución de su obra va paralelamente ligada a la evolución tecnológica. Los medios utilizados por el artista siempre se han visto influenciados en los progresos de su obra a través de las décadas.

Por si fuera poco, la estructura de sus trabajos está recogida en tres tipos de enfoques dentro de la organización expositiva. Viola las categoriza como: estructura ramificada, de matriz y esquizoide.

La ramificada se compone de un tempo lineal donde el espectador conoce las pautas para seguir la figura artística. En el caso de la matriz, el público es libre de estructurar la trayectoria de la obra y, dependiendo de su elección, la obra adquiere diferente significado. Asimismo, la esquizoide se trata de pura aleatoriedad, no existe un significado asignado para lo que el espectador ve por lo que, en muchas ocasiones, lo más sencillo es perderse en medio de lo ilógico.

El hito visual y artístico que supuso la exposición ‘El espejo de lo invisible’, probablemente no se haya enaltecido lo suficiente desde el universo cultural. La posibilidad de disfrutar de las 20 obras más significativas de su carrera para realizar un recorrido por su trayectoria personal es una combinación deliciosamente asombrosa para comprender el desarrollo del artista. Conseguir conectar la belleza que secundan los temas de su obra como son, las experiencias humanas con perspectiva budista dentro del espectro ideológico agravan la complejidad de exhibición en la exposición.

La comisaria encargada de ‘El espejo de lo invisible’, Kira Perov, directora de ‘Bill Viola Studio’ y esposa, eligió concienzudamente las 20 obras que se iban a exponer en dicha exposición. Perov remarca en una entrevista sobre la exposición la siguientes palabras: “Aquí no hay respuestas, solo preguntas que hacen que los visitantes se paren y reflexionen. Regalamos tiempo a las personas para que puedan pensar en estas cosas por sí mismas”. Sin lugar a duda, esas declaraciones son la base de este artículo.

Estamos acostumbrados a ver una obra artística y que nos expliquen su significado. Esto sucede porque nuestro cerebro requiere de una organización para lograr valorar lo que percibimos en el exterior. En los videoartes, se suele ofrecer una explicación de aquello que se representa audiovisualmente y entonces la capacidad de comprender aquello que sucede se vuelve más sencilla. Pero ¿qué pasa si se rompe con esta regla?

Arte es todo lo que nos causa algún tipo de sensación que no nos deje indiferentes. Hasta cierto punto, es fácil poder causar algún tipo de emoción específica en los espectadores, lo difícil es adentrar al espectador en una reflexión sobre sus emociones. Crear una visión plenamente subjetiva en los individuos es claramente una maestría de ardua elaboración.

Mayoritariamente, los espectadores tienden a reflejar lo que perciben del exterior en sus propias vivencias. Esta capacidad asociativa se manifiesta con la finalidad de remodelar lo experimentado y poder almacenar en la memoria de manera que pueda servirle como experiencia o consejo en algún momento vital. En ‘El espejo de lo invisible’, la obra se vuelca prácticamente en este paso, saltándose la sinopsis significativa de las piezas artísticas puesto que carecen de ellas. Lo más curioso de todo ello, es que, aunque la obra conforme la trayectoria vital de Bill Viola, lo que causa en los espectadores es la personificación individual de cada uno de ellos en sus respectivas trayectorias vitales.

Entre los aspectos técnicos, ya hemos mencionado la evolución paralela que relaciona directamente la obra del artista junto a la vanguardia tecnológica. En el ámbito expositivo y centrados en ‘El espejo de lo invisible’, se utilizan diferentes tipos de formatos audiovisuales, desde una televisión analógica, hasta pantallas de máxima resolución que captan los detalles de cada movimiento.

Las corrientes que categorizan principalmente al estilo visual de Viola son: los documentales activistas ligados al periodismo alternativo y los vídeos meramente artísticos. De hecho, la corriente de los videoartes comenzó a modo de protesta por las injusticias sociales que se vivían en el momento de su surgimiento y ha acabado centrando su crecimiento conceptual en el perfeccionamiento de las técnicas visuales. Si bien es cierto que Viola no basa su trabajo en una protesta social, sí lo hace como critica cultural.

La razón por la que el artista mezcla tendencias budistas con el sentido vital de la existencia es para reivindicar el nivel de desconexión del ser humano con el mundo espiritual. Por lo que, de alguna manera, Viola también habría encajado en su trayectoria artística la evolución del videoarte.

A nivel personal, la recomendación que haría de este este artista sería una de sus últimas obras, ‘Mártires’ (2014). Este videoarte fue estrenado en la Catedral de San Paulo y es el vivo ejemplo de la complejidad de su trabajo. En ella se muestran los cuatro elementos representados: tierra, aire, fuego y agua. Y en ella, se presentan diferentes figuras humanas sufriendo las fuerzas fundamentales de manera extrema, sin embargo, se mantienen con vida. Esta metáfora sobre la transfiguración del cuerpo y la persistencia de la vida del alma sobre cualquier circunstancia refleja claramente la corriente ideológica finalmente madurada de Viola.

 

Fotograma del videoarte ‘Mártires’ (2014) Bill Viola

Fotograma del videoarte ‘Mártires’ (2014) Bill Viola

Desgraciadamente, no pudimos disfrutar lo suficiente de ‘El espejo de lo invisible’ cuando visitó España dado que finalizó su estancia en nuestro país en mayo de 2020. No obstante, Bill Viola y Kira Perov siguen su gira artística por todo el mundo mostrando la belleza y el trasfondo de una aparentemente simple imagen en movimiento. Desde luego, la obra de Viola es todo un referente en el mundo del videoarte ya no solo por la composición fílmica sino, además, por la complejidad de su significado recordando la importancia de la palabra arte.

Enlaces utilizados:

https://www.billviola.com/

https://catalogo.artium.eus/dossieres/1/bill-viola/obra/videoarte

https://espacio.fundaciontelefonica.com/wp-content/uploads/2019/11/NP_BILL-VIOLA_ESP.pdf

 

Marina Mateu Rodríguez

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