El caso Alcàsser, de un crimen a un espectáculo mediático. -Noelia Vázquez

4.3 El documental. Tipos de documentales. El documental como documento cultural.

El mes de junio de 2019 empezó con una trágica noticia para la sociedad española: se elevó a 1000 el número de mujeres asesinadas por violencia de género desde 2003, año en el que se inició este recuento de manera oficial. Casualmente, pocos días después, el 14 de ese mismo mes, se estrenó en Netflix el documental ‘El caso Alcàsser’, un crimen que, pasados casi 30 años, volvió a situarse en el foco mediático. A pesar de que la investigación nunca llegó a cerrarse por todas las incógnitas que todavía quedan por resolver, su estreno en la plataforma reabrió esta herida e hizo recordar este suceso catastrófico que conmocionó a todo el país.

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El documental de Netflix está dividido en cinco episodios en los que se narra este famoso crimen machista que se produjo en el año 1992, en el que tres adolescentes fueron secuestradas, violadas, torturadas y, finalmente, asesinadas. Partiendo de esto, se realiza un recorrido por todas las etapas del caso: la desaparición de Miriam, Toñi y Desirée en el municipio de Alcàsser, el hallazgo de sus cuerpos tras más de 70 días de búsqueda, las investigaciones de los expertos, el sufrimiento de los familiares, los testimonios, el juicio y el importante papel que tuvieron los medios de comunicación en el que se convirtió en el primer caso mediático de la historia española.

De esta manera, el caso se vuelve a abrir años después con imágenes inéditas y nuevas entrevistas que intentan profundizar, no sólo en el triple asesinato de las niñas, sino también en las consecuencias mediáticas y sociales que originaron. Así pues, se refleja el morboso modo en que los medios de comunicación convirtieron el trágico secuestro y asesinato en un espectáculo mediático, haciéndonos ver por qué aquellos años fueron la vergüenza del periodismo y la debacle de las conquistas feministas de los años 80.

Fue tanta la repercusión del caso Alcàsser, que llegó a todos los medios de comunicación del país que, como si de una historia de ficción se tratase, se encargaron de relatar en primicia las últimas actualizaciones del caso. Paco Lobatón fue uno de los periodistas más destacados en este crimen, ya que, con su programa ¿Quién sabe dónde? de TVE 1, se encargó de cubrir con enorme precisión la búsqueda de las jóvenes mientras se encontraban desaparecidas.

Sin embargo, es imposible no hablar de Nieves Herrero y de su programa de Antena 3 “De tú a tú”, que generó más expectación todavía. De manera inesperada, en el mismo pueblo donde habían ocurrido los hechos se improvisó un plató para retransmitir en directo todos los detalles acerca de la aparición de los cadáveres, el 27 de enero de 1993. La mayoría de las críticas las recibió esta periodista por esa emisión en la que consiguió lo que todo el mundo quería: el testimonio de las personas afectadas. Se produjo una gran explotación del dolor, porque se emitió el sufrimiento en directo, a la vez que los familiares se enteraban de los trágicos detalles del hallazgo de los cuerpos de las adolescentes. De este modo, en el documental se puede ver perfectamente cómo los padres, llenos de dolor, eran entrevistados por Nieves Herrero. No solo fue eso, sino que el 30 de enero de 1993 también se retransmitió el entierro. Los medios, para conseguir más audiencia, se encargaron de mostrar el dolor en directo,  se aprovecharon de él sin ningún tipo de pudor ni respeto.

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Asimismo, la desgracia de las niñas de Alcàsser se tuvo que enfrentar a una España enganchada a los shows televisivos, cuya finalidad principal era la captación de imágenes morbosas. A pesar de las audiencias millonarias que consiguieron, el espectador se sintió agredido, los medios fueron criticados y, en consecuencia, para la producción del documental de Netflix, Nieves Herrero se negó a participar. Esta forma de informar, que también llegó a la prensa escrita, fue, según numerosos expertos y analistas, el nacimiento de la telebasura en España.

Por otro lado, es cierto que este documental carece del punto de vista feminista que merece. El machismo que estuvo presente en el año 1992, también lo está en el documental. Está claro que, cuando se produjo el crimen, la sociedad de aquella época no relacionó este asesinato con el concepto de “violencia de género” como lo haríamos en la actualidad. Todo se quedó en el olvido a principios de los años 90, en favor de los índices de audiencia.

Lo mismo ocurre en el documental, ya que, durante sus cinco horas de duración, sobran imágenes, exclusivas, testimonios, pero falta feminismo. Todos los hechos están relatados desde una perspectiva masculina: aparece el policía, el abogado, el padre de la niña, el investigador…y, sin embargo, las mujeres prácticamente no tienen voz. El documental se limita a contar los hechos sin reivindicar la memoria de Miriam, Desirée y Toñi, tampoco intenta generar conciencia feminista sobre la violencia hacia las mujeres, ni explica cómo El caso Alcàsser impactó en toda una generación de niñas y adolescentes y mujeres a las que el patriarcado les decía que su deber era ocuparse del hogar. Por esta razón, el epílogo de mensaje contra el machismo que incluye el documental queda bastante forzado.

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La producción del documental de Netflix El caso Alcàsser debería haber servido para abrir más los ojos a los medios y lograr delimitar lo que no es ético cuando se ejerce esta profesión. Cabe recalcar que un suceso no es igual a sensacionalismo, pero sensacionalismo sí es igual a espectáculo mediático. Esta comercialización ha dañado al periodismo de sucesos y ha emborronado la línea que distingue la información del morbo. Así pues, a pesar de muchas críticas que entonces recibieron los medios y los periodistas por su actuación, seguimos igual en pleno siglo XXI, puesto que el periodismo todavía recurre en muchas ocasiones al sensacionalismo con el propósito de incrementar los beneficios y aumentar sus audiencias.

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Noelia Vázquez Maciá

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