El (des)amor sáfico en el círculo de costura de Hollywood – Ana Cortijo

1.2. El enfoque cultural aplicado a los medios audiovisuales y su contextualización histórica

Los felices años 20 de Estados Unidos. Pero, ¿qué sabemos de esto? Sin duda, que fue la época más dorada para la industria cinematográfica norteamericana de todos los tiempos. Se desarrolló el mayor sistema publicitario jamás visto en Hollywood, motivo que le valió para alcanzar su reconocimiento más internacional. El «star system» o sistema de estrellas se fundamentó en la popularidad de sus grandes actores y actrices conocidos mundialmente. Al mismo tiempo, se sucedía toda una serie de escándalos (asesinatos, muertes en hoteles, drogas), así como un estado social de desenfreno, jolgorio y frenético éxtasi, debido en parte a la victoria acontecida tras la Primera Guerra Mundial. El cine se modificaba y en relación a ello, se presentaba una liberación moral en la gran pantalla, que duraría hasta la entrada del Código Hays en 1930. Este código de censura cinematográfico fue establecido por William Hays -Director de la Motion Picture Association of America (MPPA)- y se configuró como parte del programa de reconstrucción social estadounidense tras el crack del 29, lo que fue la Gran Depresión.

La homosexualidad, así como cualquier otra forma de expresión sexual diferente a la heteronormativa, el adulterio, la contrariedad a la religión católica o la representación de la violencia quedaban totalmente prohibidas, por lo que con este código se determinaba qué se podía ver y qué no en la gran pantalla. Pero, ¿sabías que hubo un grupo de mujeres resistente a esta censura? En concreto, hablamos de las grandes estrellas de Hollywood, las que formaron el círculo de costura, un club secreto de mujeres lesbianas y bisexuales cuyo denominación era de lo más irónica. ¿Quién iba a pensar que en un grupo de costura se sucediesen aventuras sáficas? La sociedad estadounidense ya tenía bastantes conflictos económicos, políticos y sociales como para atender a “cuestión de mujeres”. Quién iba a poner pega en que una actriz, además de atender a su carrera profesional, también prestase atención a su “condición de mujer” como “buena madre”, “buena esposa”, y “buena cristina” que desarrolla una labor “propia de su naturaleza”.

tallula

Tallula Bankhead fue una actriz estadounidense que desarrolló la mayor parte de su trabajo en el teatro

Lejos del machismo imperante de Hollywood, en este grupo se organizaban reuniones y fiestas privadas a las que atendían reconocidas mujeres cineastas del momento, como Barbara Stanwyck, Joan Crawford, Tallula Bankhead o Claudette Colbert, entre 1920 y 1950. En estas reuniones sociales, donde cada una de estas mujeres expresaba libremente su sexualidad, se discutía sobre cuestiones culturales y en relación al género, además de festejar. Manifestaban por ello una actitud transgresora contra la época del momento, aprovechando, en cierto modo, la ventaja que les daba su posición social (cuestión que vale para considerar a este como un grupo en parte elitista).

El nombre del club fue propuesto por Alla Nazimova, guionista, productora y una de las más aclamadas actrices de la época dorada. Alla era especialmente conocida entre las mujeres por organizar fiestas privadas en su casa de Los Ángeles, lugar conocido como «El jardín de Alá». Además de este lugar, también eran otras las residencias en las que se organizaban estas reuniones, como algunos bares o pubs de la zona, por lo que el círculo de costura no tenía un espacio físico establecido como tal.

En el "Jardín de Alá", Alla Nazimova también actuaba de celestina entre algunoas de las actrices que allí asistían

En el «Jardín de Alá», Alla Nazimova también actuaba de celestina entre algunas de las actrices que allí asistían

Dolores del Río, primera actriz latinoamericana en hacerse hueco en Hollywood, era una de las que muchas veces ofrecía su palacete español como otro de los puntos de reunión. Muchas de las actrices y guionistas que allí asistían estaban casadas con hombres, quienes no sabían nada acerca de la inclinación sexual de sus esposas (lo mismo ellas, quienes tampoco conocían nada sobre la sexualidad de sus maridos). Las productoras estadounidenses del momento eran, en muchas de las ocasiones, conocedoras de estos romances clandestinos entre mujeres y por ello, se encargaban de cuadrar matrimonios lilas, matrimonios concertados entre actores y actrices para acallar los rumores acontecidos. Un ejemplo de ello fue el matrimonio entre Rodolfo Valentino y Natacha Rambova, de quienes se cree que ambos eran homosexuales. Pero, ¿cuáles fueron los romances lésbicos más populares de este círculo?

Natacha Rambova también fue directora artística, y era especialmente conocido por su labor en vestuario y decorados

Natacha Rambova también fue directora artística, y era especialmente conocida por su labor en vestuario y decorados

Mercedes de Acosta, poetisa, dramaturga, novelista y guionista de cine, mantuvo relaciones sentimentales con muchas de las intelectuales del momento, como fue la actriz y directora teatral Eva Le Gallienne o la periodista Janet Flanner, a quien conoció en el salón literario parisino de mujeres de Natalie Barney, escritora estadounidense que jamás ocultó ser lesbiana.

Mercedes, quien fue toda una “conquista corazones”, enamoró a muchas mujeres. Pero hubo una que, a diferencia de las demás, marcaría un antes y un después en su corazón. Greta Garbo, otra de las mujeres que frecuentaba el círculo de costura y quien sería una de las actrices con mayor fama internacional, fue el gran amor de la poetisa. Mercedes apoyó incondicionalmente la carrera actoral de Greta, a quien además animaba a ponerse pantalones y a ser una de las primeras mujeres de Hollywood en llevarlos en la gran pantalla. Pero la relación entre ambas acabaría siendo de lo más turbulenta, marcada por continuas separaciones y reconciliaciones, hasta que finalmente Greta dejara de dirigirle la palabra a Mercedes. Al parecer, la poetisa llegó a obsesionarse con la actriz, cuyo estilo de vida no encajaba con el suyo, lo que causó un fuerte resentimiento e impacto en la vida más personal de la novelista. Mercedes mantendría un matrimonio de conveniencia de quince años con el pintor Abram Poole, quien al igual que Mercedes, también era homosexual. No obstante, la poetisa se alejó toda su vida de las convenciones sociales femeninas y fue toda una defensora por los derechos de la mujer. En sus memorias afirma creer “en cualquier forma de independencia para las mujeres”.

La necesidad de privacidad de Greta no encajaba con la vida de Mercedes

La necesidad de privacidad de Greta no encajaba con la vida de Mercedes

Marlene Dietrich fue una estrella del Hollywood clásico y otras de las mujeres, que como Mercedes de Acosta, se relacionaría bastante con Greta Garbo. La historia de Marlene y Greta ha sido quizás de las más sonadas, debido en parte a la negación constante que mantenían ambas sobre conocerse. Durante mucho tiempo (aunque más bien siempre) Hollywood enfrentó a las dos mayores estrellas de su industria con la intención, muy probable, de que jamás se descubriese el amor secreto y frustrado mantenido entre estas. Las actrices se conocieron en el rodaje de una película alemana titulada Bajo la máscara del placer (1925), dirigida por el director austríaco Georg Wilhelm Pabst, momento en el que estas habrían mantenido un apasionado romance, a la vez que breve. A ojos del público, Marlene nunca tuvo reparo en mostrar su agrado hacia hombres y mujeres por igual, y es que además, frecuentaba bares de lesbianas y gays de manera habitual. Esto, de nuevo, era una actitud bastante diferenciada a la de Greta, a quien para nada gustaba que se hablase sobre su vida privada. La constante intromisión de los medios en la vida de Garbo acabarían con la carrera artística de la actriz, quien dejaría los grandes focos a la temprana edad de 36 años. Lejos de las aventuras más románticas, Marlene Dietrich también sorprendió a la audiencia al ser la primera mujer de Hollywood que aparecía en esmoquin y besaba a otra mujer en la pantalla; concretamente hablamos de su interpretación en la película Marruecos (1930) dirigida por Josef von Sternberg, donde la actriz da vida a una cantante de cabaré.

A principios de los años 90, la directora hispanochilena Cecilia Barriga dirigió Encuentro entre dos reinas (1991), un cortometraje protagonizado por Marlene Dietrich y sorprendentemente, Greta Garbo, en el que se hace una deconstrucción de género en base a la siguiente pregunta: ¿Cómo ha sido la representación de la mujer emancipada en el cine clásico? El audiovisual también da respuesta a muchas de las cuestiones que la teórica feminista Judith Butler plantea en su libro El género en disputa: feminismo y la subversión de la identidad (1990), obra prima en los estudios feministas y de teoría queer. Marlene Dietrich, por tanto, fue más que “la diva de Hollywood”. Marlene fue un símbolo de modernidad, vanguardia y sobre todo, de femenismo, pues se liberó de los roles de género dominantes de la época, siendo una mujer a la que no le importaba llevar corbata, sombrero o americanas anchas públicamente. Marlene fue el ejemplo internacional de cómo la feminidad no se limitaba únicamente a un solo modelo.

Marlene y Greta negaron siempre conocerse, pese a haberlo hecho en Berlín en 1925

Marlene y Greta negaron siempre conocerse, pese a haberlo hecho en Berlín en 1925

Entre 1920 y 1930, época dorada también para la música jazz, habían otros grupos clandestinos de carácter más lúdico. Era el caso, entre otros, de los “buffet flats” o apartamentos privados, lugares en los que se organizaban fiestas a los que acudían los músicos afroamericanos más destacados del blues, un lugar en el que además, el sexo predominaba como principal fuente de diversión. Ma Rainey o Bessie Smith, madres del blues, fueron algunas de las mujeres bisexuales y lesbianas que allí acudían sin ningún tipo de tapujos sobre su sexualidad.

¿Cuánto nos importa la vida privada de estas mujeres? ¿Qué más nos da con quién se metiesen en la cama? La cuestión aquí tratada (por mucho que lo pienses o lo hayas pensando a lo largo de esta entrada) no es, ni mucho menos, argumentada por y para alimentar la morbosidad que tan extendida ha estado (y está) por los medios de comunicación. El círculo de costura de mujeres de Hollywood, así como las relaciones o aventuras románticas lésbicas derivadas de este (como cada una lo quiera ver), supone un punto de inflexión en la industria cinematográfica. Este club clandestino, además de configurarse como un antecedente en los círculos actuales de mujeres, desbanca la idea que Hollywood ha creado sobre el papel de la mujer en cuanto a “mujer sumisa, inocente y fiel”, un papel compuesto por y para el hombre y que indirectamente, muchas mujeres han interiorizado. Con independencia de la historia personal de cada una de estas grandes del cine, el principal foco de interés se centra en dar visibilidad a mujeres lesbianas y bisexuales del siglo XX que en su día, se reunían en secreto para sentirse socialmente libres y aceptadas, durante un tiempo y en un espacio limitado. Hoy, a ellas, les diría que gracias, por haber dejado un resquicio, y por haber marcado un primer paso en la lucha por la liberación social, moral, política, sexual y artística de la mujer, lucha que todavía hoy continúa y que es más fuerte que nunca. Gracias, a vosotras, por darme aquí, y ahora, el derecho a amar libremente.

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