Duelo de titanes: La Resistencia y el Hormiguero. -David Espadas

2.5 Industria de entretenimiento y medio de información

Desde que se estrenó La Resistencia en febrero de 2018, los gestos y guiños con El Hormiguero han sido continuos. Esto se ha visto incluso más gracias a la creciente popularidad del late de Movistar+ y el fichaje de Antonio Resines por ambos. Es normal escuchar a David Broncano preguntar con cierto recelo, aunque obviamente con humor, al actor qué tal fue su experiencia con Pablo Motos. Como también es casi ya un clásico que los dos presentadores se manden recados y regalos con segundas. Porque, a pesar de que ninguno compita en la misma franja, ni tenga el mismo público, son dos espacios diarios de entrevistas, llevados a cabo por un presentador que sí tienen aspectos que envidiarse…

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RRSS y audiencias

Es indudable que la audiencia de El hormiguero la querría cualquier programa. El programa de Antena 3 es líder de su franja en muchas ocasiones y en su temporada número 15 aún sigue batiendo sus propias marcas. Algo que no podemos decir de La Resistencia ya que la plataforma no hace públicas sus cifras, aunque, al ser de pago, son números que no pueden compararse. Una situación que también se refleja en las redes sociales de cada programa: mientras que es difícil que pase una noche en la que alguien no sepa quién es el invitado de Motos al verlo entre los trending topics, el de Broncano suele pasar desapercibido porque ni siquiera crean un hashtag para la ocasión.

Como si quisieran hacer honor a su título y se «resistieran» a hacer autopromoción, el presentador tampoco aprovecha sus casi 600.000 seguidores para informarles de lo que preparan para la entrega del día. Una oportunidad perdida para que los rezagados se unan a la entrevista y que nuevos espectadores potenciales descubran el formato.

Preguntas íntimas y comprometidas

Pero lo anterior podría responder justamente a una preferencia del equipo de Movistar+ por la cercanía que da el nicho, antes que por la proyección que conllevan las grandes masas. Porque lo que logra La Resistencia con sus invitados, es algo inconcebible para El Hormiguero: la intimidad. Los invitados se sientan en el sofá con Broncano como si hubiesen quedado para jugar a la Play con un colega en casa mientras se toman unas cervezas, formulando 2 preguntas clave: relaciones sexuales en los últimos 30 días y cuánto dinero tienen en el banco. Preguntas que si las hiciera Pablo Motos incomodarían (como le incomodó al mismo Broncano cuando tuvo que responderla en Antena 3), y sin embargo en el escenario del Arlequín fluyen con total naturalidad, para poder así romper tabús.

Invitados de primera categoría (aunque con intereses)

Por ello, hay invitados que visitan a Broncano sin tan siquiera tener algo que promocionar: “Es que me apetecía verte”, decía Amaia Romero, o el mismo Gerard Piqué que se autoinvitaba para decirle de hacer otra quedada deportiva de forma random. En cambio, en el Hormiguero, la mayoría de las visitas llegan con una promoción bajo la manga, ya que, aunque el espacio de Antena 3 no sea tan acogedor (ningún lugar lo podría ser con tantísimas cámaras enfocándote) sí que logra a los invitados de primera categoría (de cualquier área) con la certeza de saber que será lo más visto del día. Por esos intereses tan distintos, El Hormiguero siempre tendrá invitados que nunca pisarían La Resistencia y viceversa (quizá por eso mismo, Pablo Motos nunca ha visitado a Broncano y sí al revés, quién sabe).

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El nivel de exigencia

Las altas audiencias, el prime time y los invitados de Motos se convierten en ese gran poder que conlleva una gran responsabilidad. Sus entrevistas se analizan con lupa por el amplio abanico de espectadores a los que tiene que contentar y por supuesto, por el propio entrevistado. Tiene que cumplir con los minutos de promoción, de preguntas de cortesía y con el tono amable que requieren esas visitas, a la vez que debe lograr los titulares que interesen tanto a los seguidores como a los detractores del personaje. Y, aunque todo empezó con un “hoy viene a divertirse a El Hormiguero…”, la realidad es que ese nivel de exigencia reprime las posibilidades de “diversión” (sobre todo las del equipo). Muy distinta a la libertad de la que goza La Resistencia, exenta de (tantas) responsabilidades en el late de pago, dándose el lujo de tener también invitados minoritarios, siendo capaz de hablar del absurdo con ellos y de gastar segundos televisivos en silencio mientras mira el interior de una caja.

 

El éxito de La Resistencia

No deja de ser curioso que el programa La Resistencia pertenezca a una televisión de pago y sin embargo todo el mundo hable de él, además de llevar ya cuatro temporadas en antena. David Broncano es el encargado de llevar este programa adelante. Una de las claves de su triunfo está en ser un programa que realmente no tiene complejos especialmente a la hora de reírse de sí mismos. A esto contribuye su formato de teatro con público. El programa se graba en el Teatro Arlequín de la Gran Vía madrileña lo que le hace ser la envidia del gremio. Como hemos comentado antes, un punto clave del programa es indagar más en la intimidad del invitado, cosa que despierta una grandísima curiosidad en el espectador. También cuenta con una mini banda de músicos, si se puede llamar así al dúo formado por Grison y Castellà que también aportan su punto de ironía y de intercambios con Broncano, además de colaboraciones como Jorge Ponce o Resines.

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El Hormiguero, historia de la televisión

El Hormiguero es un programa que despierta la curiosidad de la audiencia sin límites y eso lo convierte en un programa para todas las edades. El entretenimiento es imprevisible, de hecho, el espectador nunca sabe exactamente qué es lo que va a pasar, tampoco muchos de los invitados. Es un programa arriesgado por el que en su momento no muchos directivos hubieran apostado, pero que ha pasado a formar parte de la historia de nuestra televisión. Está concebido como si se tratara de un gran juego.  Desde el primer momento, tanto el presentador como sus invitados entran con energía, de hecho, en las últimas temporadas directamente bailando una coreografía.  Todo el programa tiene músicas de fondo que consigue enmarcar las secciones y estimular las emociones del espectador. El ritmo de show tiene que estar siempre en movimiento, sin dar tiempo para que el espectador se relaje, es decir, evitando el aburrimiento. Por ello está repleto de juegos tan sencillos y a la vez absurdos como culo o codo, efecto mariposa, cámaras ocultas con niños o experimentos científicos.

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En definitiva, El Hormiguero y La Resistencia son dos formas de hacer y entender la televisión (y la vida) que siempre tendrán aspectos que envidiarse y aspectos de los que jactarse.

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