2.5. Industria del entretenimiento y medio de información
Recuerdo que cuando era una enana el único dispositivo tecnológico que se hallaba en mi casa era, ni más ni menos, que una televisión. Ni un ordenador, ni una play-station, ni un teléfono de antena extraíble… nada de eso, solo una ‘caja boba’ con un par de antenitas sobre ella. Un cacharro de lo más interesante en el que pasaba mi tiempo viendo programas como son: Dora la exploradora, las Winxs, Pokemón, el chavo del 8, y un concurso muy parecido al de Wipeout del que no recuerdo el nombre, entre otros. Aunque, en aquella época, la siguiente pregunta no se me pasaba por la cabeza: ¿Cómo afecta la TV a los más pequeños?
Desde mi propia experiencia, no pasaba mucho rato delante de esta caja. Más bien, recuerdo haber jugado con diversos juguetes: legos, muñecas, una cocina, coches… antes que ponerme a mirar la tele. Aunque, como ya he dicho anteriormente, el único dispositivo electrónico que tenía – además de un teléfono por cable, claro- era la TV. Esto es una gran diferencia si lo comparamos con la actualidad, donde en todas las casas hay televisores – que pasaron de ser ‘cajas tontas’ a Smart Tv-, teléfonos móviles, tablets, play-station o Xboxs, ordenadores, portátiles y un gran etc. Por tanto, considero que no me he visto afectada gravemente por las pantallas – eso sí, cuando era pequeña, porque ahora soy adicta a las redes sociales, los programas de streaming o el internet en general-.
Y es que, actualmente, hay tanta tecnología que es difícil estar separado de ella. Sobre todo, si hablamos de los más pequeños, los cuales no tienen un control sobre el período de exposición a estos artefactos. No es raro que aquellos padres que se hayan cansados y quieran ‘descansar’ un rato de los más jóvenes, enciendan la TV y los dejen hipnotizados con algún que otro programa de televisión que, a lo mejor, no son adecuados para ellos. Y recordemos que los niños son como esponjas, absorben todo.
Sin embargo, el televisor en sí no es bueno ni malo, todo depende del uso que se le dé. Por ello, si se emplea adecuadamente puede ser favorecedor para el desarrollo crítico de los niños. Entre otras cosas, se puede ver la TV con ellos y preguntarles sobre los programas que se desarrollan en la caja. De este modo, ellos reflexionarán sobre lo que están viendo. Asimismo, limitar la exposición a la pantalla o apagarla si lo que se está emitiendo no es apto para menores. También, es necesario establecer períodos de tiempo con el televisor apagado, como puede ser durante la comida familiar. Si la televisión estuviese encendida, la comunicación se puede perder debido a la distracción que ejerce la pantalla sobre nosotros. A su vez, los padres que emplean el televisor para darles de comer a los bebés, por ejemplo, cometen un error puesto que los mismos relacionan comer con ver la televisión. Raro sería que luego quisiera comer sin tener esa estimulación a la que ya se ha acostumbrado.
Siguiendo por esta línea, hay numerosos riesgos para los menores que se exponen de manera errónea a este artefacto… Algunos ejemplos pueden ser:
1) No concentrarse en los estudios y, por tanto, suspender. Si el tiempo frente al televisor es excesivo, podría ocurrir esto. En cambio, una exposición adecuada y una planificación correcta de estudios y tiempo de ocio sería ideal para no descarrilar en el mundo estudiantil.
De este modo, se culpaba a Bob Esponja de provocar déficit de atención en niños de 4 años, según un estudio realizado por Angeline Lillard, psicóloga de desarrollo de la Universidad de Virginia, quien quiso ver el impacto del dibujo animado en las capacidades cognitivas de los niños como son la atención, la planificación o la gestión de las emociones.
Cuando finalizó su estudio, culpó al contenido fantástico y desafiante de las leyes de la física que contenía. En Bob Esponja, donde un coche vuela, se sumerge en el espacio y cae al fondo del mar; o, hay comida de gato fuera de una caja y lo que sale de ella es mucho más de lo que cabe… son situaciones que se presentan en el cartoon. “Los bebés tienen cierta comprensión de que las cosas se caen, o de que si algo hace presión otra cosa, se cae”, explica la psicóloga. Por tanto, ver lo contrario dificultó a los niños tareas tan básicas como repetir los números al revés y tocarse los dedos de los pies cuando se les indicaba que se tocaran la cabeza.
2) Leer menos.
3) Hacer menos ejercicios al estar todo el rato sentado pendientes de la pantalla. Esto, sumado a la consumición de snacks, podría provocarles problemas alimenticios, como la obesidad.
4) Perder el interés por los juguetes tradicionales, los cuales pasan a ser aburridos. Incluso, pudiendo verse reducida su creatividad.
5) No entender todo lo que se ve. Si no se explican las cosas, el niño puede inducir que lo que mira es la realidad. Temas tan comunes como la violencia, los estereotipos, el abuso de drogas y alcohol, la sexualidad. No es raro que esto último lo ‘aprendan’ más de programas o de internet que de sus propios padres.
Además, hay que estar pendientes de los anuncios publicitarios, sobre todo, aquellos en los que se publicitan bebidas energéticas, comidas rápidas, salones de apuestas, juguetes… Recuerdo ser pequeña y haber visto en la tele un spot publicitario sobre una máquina que trenzaba el pelo. Cuando mi madre me la regaló por navidad, más que trenzas, acabó por hacerme nudos.
Por contrapartida, no todo es malo, como ya comentaba. El cerebro de los niños funciona diferente al de los adultos. Para la más temprana edad, se requiere un llamamiento de atención sobre todo lo que es relevante en una historia. Y si eso se comprende, es más fácil crear contenido entretenido y saludable para ellos. Un ejemplo puede ser Los teletubbies, creado por Andrew Davenport, quien estudió terapia del lenguaje. “Para mí, los Teletubbies tratan sobre esa etapa temprana de la vida en que el niño se enfrenta a su cuerpo y a su propio estado físico: caminar, hablar, correr, caerse, todas las cosas que hicieron los Teletubbies”, dijo.
El producto fue criticado por los padres, los cuales no lo comprendían. Malas tramas y falta de sentido del lugar. Sin embargo, de eso se trataba este programa específicamente diseñado para niños de entre 1-2 años. Davenport añade que “si te aproximas a los niños desde su propia cultura, en lugar de imponer la tuya sobre ellos, están mucho más motivados e interesados”.
“La forma en que tendemos a hacer televisión para niños es crear historias a través de una narrativa con personajes que interactúan con el tiempo”, dice Heather Kirkorian, psicóloga del desarrollo de la Universidad de Wisconsin. Y añade: “Ese tipo de formato narrativo tradicional probablemente no funciona muy bien para niños menores de 2 años”.
Según el periódico BBC, entre la recomendación de la OMS se encuentra:
- Para recién nacidos: No pasar tiempo sedentario frente a una pantalla.
- Para niños de entre 1-2 años: Pasar menos de una hora de tiempo sedentario.
- Para niños de entre 3-4 años: 1 hora, aunque si es menos, mejor.
De igual modo, la recomendación de la Academia Americana de Pediatría (AAP) indica que los bebés y niños pequeños de hasta 18 meses no deben pasar tiempo frente a una pantalla; desde los 18 a 24 meses, algún tiempo, siempre y cuando esté con un padre o cuidador; los preescolares, no más de una hora al día, junto a un adulto; los niños y adolescentes, tiempo limitado, teniendo en cuenta que dormir o hacer actividades físicas es fundamental para una vida sana.
“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, decía el tío Ben en los cómics de Spider-man. Y, en este caso, la televisión tiene un gran poder sobre los infantes que, siendo responsables, se puede emplear de manera correcta.
He escogido esta temática por casualidad. En un principio iba a hablar de algo completamente diferente: las páginas que emiten series/películas de TV de manera ‘ilegal’, pero no encontré forma de tirar del hilo de esa temática. Por tanto, pensé en redactar sobre los programas de mi infancia y, a partir de documentarme sobre diferentes cosas, terminé en una página – que dejaré a continuación en la bibliografía- que me inspiraron para esta temática. Es interesante ver cómo han cambiado las cosas desde mi infancia hasta la de los nativos digitales (aunque, en parte, yo también lo sea).
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Bibliografía
BBC News/ Mundo. (24 de abril de 2019). Obtenido de bbc.com: https://www.bbc.com/mundo/noticias-48044826
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Guiainfantil.com. (13 de noviembre de 2015). Obtenido de guiainfantil.com: https://www.guiainfantil.com/educacion/efectostele.htm
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Pintor, Y. P. (15 de mayo de 2020). Mejor con salud. Obtenido de mejorconsalud.as.com: https://mejorconsalud.as.com/como-afecta-la-television-a-los-ninos/
Quicios, B. (17 de diciembre de 2015). Guiainfantil.com. Obtenido de guiainfantil.com: https://www.guiainfantil.com/articulos/ocio/television/como-afecta-un-exceso-de-television-en-los-ninos/