No tendría por qué explicar esto pero allá que voy – Carlos Berenguer

2.3. La televisión en España durante la dictadura

¿Conocéis esa portada del ABC del año 1939 con el titular ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco! y una foto del mismo? Adivinad de qué voy a hablar ahora.

Siento que me repito constantemente, porque como ya dije en mi anterior entrada, el destino de la televisión estaba escrito desde el principio. No creo que sorprenda a nadie por decir que un gobierno dictatorial como el franquista controlaba los medios, incluida la televisión. Bueno, tal vez sorprenda a los franquistas, pero no espero mucho más trabajo de su materia gris. De hecho, al ser “lo nuevo” “la tendencia”, el gobierno de entonces se esforzó más por controlar la televisión que por controlar el medio escrito. Por dos simples razones. Una, la evidente. Porque como medio nuevo y más “avanzado” tenía más posibilidades. Un potencial aparentemente ilimitado. Controlarlo desde sus inicios sería clave, de forma que el pueblo español identificara la televisión con Franco y el gobierno. La otra razón es que la televisión estaba formada por gente (relativamente) joven y por tanto tal vez no tan fiel a los ideales del gobierno. Quiero decir, sería muy fantástico decir que algunos de los medios de la prensa escrita lucharon para evitar el subyugo de la mano del franquismo, pero la realidad es que muchos de los medios estaban completamente conformes con el golpe de estado. No era necesario someterlos. De forma que “el control del franquismo sobre la prensa escrita” no era tanto la culpa del maquiavélico gobierno de entonces, sino más bien una muestra más de la estupidez humana de quien se deja dominar por razones por las que solo puedo especular. La televisión era otro caso distinto (aunque tampoco tanto).

Como ya mencioné en otra entrada del blog, la primera emisión televisiva en abierto de España fue en 1956, como no en Televisión Española. Evidentemente entonces no fue seguido por mucha gente pero cerca de mediados de los 60s, 10 años más tarde, la televisión ya era toda una súper potencia de la información en España. Evidentemente la gente seguía consumiendo más prensa escrita o incluso radio, pero para aquel entonces la televisión dejó de ser un lujo extravagante de unos pocos adinerados madrileños y pasó a ser moderadamente común. Por supuesto, esto también se debe a que la cadena tardó su tiempo en acostumbrarse a preparar programaciones regulares. Cosa de la novedad, en aquel entonces era más complejo adaptarse a estas “nuevas” tecnologías. A lo que voy es que realmente el control de la televisión fue prácticamente un juego de niños. En el 56 la dictadura ya estaba más que instaurada. En el 66 todavía quedaban otros 10 años de franquismo por delante y en ningún caso el gobierno contaba con la competencia de ningún lobby mediático como pasa a día de hoy. Era increíblemente ridículo el control que podían ejercer sobre los medios ya que virtualmente no tenían ningún tipo de oposición. Mucho se habla de lo “distópico” de obras como 1984, pero quitando lo teatral y lo exagerado para dar más dramatismo, la realidad no se aleja tanto de la ficción.

Pero ¿cuál era la programación televisiva durante estos años? Pues si te soy sincero, no creo que hiciera falta explicarla. Imagina lo más cliché que se te pase por la cabeza. Pues eso es. No tiene más. Aun así aquí van algunas de las perlas que se dejaban ver por aquel entonces. Por supuesto, programas de apoyo al régimen envueltos en un envoltorio de colores para disimular como es el caso de aquel programa especial que celebraba los 25 años de “paz” desde el golpe de estado. Incluyendo intervenciones de los miembros del gobierno haciendo hincapié en los maravilloso que era el gobierno. Nadie lo vio venir. En otros temas relacionados con la política, destaca la visita del por aquel entonces presidente de los Estados Unidos Dwight D. Eisenhower, quien llegó a España por motivos diplomáticos, a quien no pareció importarle la inexistente legitimación del gobierno franquista y que por supuesto servía como figura de autoridad para blanquear más si cabe a la dictadura. En lo que respecta a la cultura, siendo el franquismo tan contrario a la pluralidad de los pueblos de España, se dedicó a bombardear a la población con programas sobre la “cultura de España” en un vil intento de simplificar la misma, o más bien acotarla hasta dejar lo que ellos mismos consideraran como cultura. No hace falta mencionar los toros, pero vaya. Ya lo he hecho. Ups. Qué decir del deporte. No podía faltar. El opio del pueblo por antonomasia, por supuesto que se utilizaba con fines propagandísticos. No estoy yo muy puesto en el tema del fútbol, pero cuentan las leyendas, que por contexto histórico me inclino a creer, que el Real Madrid se convirtió en un equipo imbatible de primera categoría en aquella época porque Franco no dejaría que perdieran. Ya que algo que he fallado en mencionar, porque tampoco es algo que se origine en la televisión, es que el franquismo lo que intentó fue convertir toda España en una extensión de Madrid, como si esta fuera el Edén y mereciera estar en cada rincón del país. Y cómo no, la religión. Mi némesis. Uno de los pilares de la dictadura por supuesto que tendría un sillón de oro reservado en la programación del día a día. Dicen los católicos que eran reacios a la televisión ya que la consideraban un instrumento para la propagación de mentiras y que ellos querían usarla para el bien y la verdad. Pero ah, hecha la ley hecha la trampa. Nunca dicen a qué se refieren con “propagación de mentiras”. ¿Se refieren al franquismo que les apoyaba? ¿O a la imperante amenaza de los rojos que se fundamenta en muchos casos por el ateísmo? No sé, no sé. Es un misterio difícil de resolver.

Lo de las columnas de opinión merece un párrafo aparte. Evidentemente, pluralidad informativa había bien poca. Y críticas contra el gobierno menos. Entonces, ¿qué tiene de especial? Recordareis que he mencionado que cerca del 1965-66, la televisión ya se había convertida en un medio de comunicación habitual en España. Resulta que, totalmente por casualidad, en 1966 se aprobó la ley de prensa, que básicamente aseguraba la libertad de prensa (ja ja). Lo que esto provocó no fue un cambio de la tendencia periodística y un aumento de crítica hacia el régimen. Lo que sucedió es que ahora que la televisión era mainstream, la prensa escrita utilizó la ley para empezar a criticar la televisión. Y cierto es que eso era indirectamente criticar la televisión, pero lo cierto es que esto era únicamente la repetición de una historia más antigua que la rueda. El medio antiguo toma la defensiva ante la amenaza del medio nuevo que le está quitando su cuota de mercado. Lo mismo que pasó con la televisión e internet años más tarde. Es decir, que uno de los avances más significativos en materia democrática durante la dictadura (al menos en apariencia) fue utilizado por los medios tradicionales como una oportunidad para empezar una pelea por ver quién era más “guay”. Me apoyo en hechos históricos cuando digo que la prensa además de poco fiable, es bastante infantil.

Para ir cerrando, he de decir que probablemente me cueste bastante escribir sobre la televisión en los temas que quedan. Y es que lo interesante de la televisión se quedó en el concepto. En el avance tecnológico. Todo lo demás es paja y teatro usado por el poder de turno para “hacer su voluntad”. Me repito constantemente porque la televisión no tiene nada más de relevancia que comentar. Y cuando digo la televisión me refiero a cualquier medio de comunicación. Si viviéramos en un mundo que no estuviera dominado por aquel que tiene más dinero o aquel que controla el poder militar y político, entonces la situación sería distinta. Los medios mejorarían conforme la tecnología avanza y se hace más amplia y accesible. Pero en este mundo en el que vivimos, los medios tocaron el techo de sus posibilidades hace mucho tiempo. Y la situación no va a cambiar.

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