2. El enfoque cultural aplicado a los medios audiovisuales y su contextualización histórica
Buscando información para mi primera entrada sobre mujeres en la radio, me topé con un tema muy interesante que decidí dejar en la nevera para tratarlo posteriormente más en profundidad, ya que un gran número de mujeres sufrieron en sus carnes la violencia sexual de un genocidio sinsentido, perpetrado por el gobierno ruandés de la época y promovido a través de sus medios de comunicación. Pues bien, hoy es ese día.
El Genocidio de Ruanda se produjo entre el 7 de abril y el 15 de julio de 1994, en el que el gobierno hegemónico Hutu trató de exterminar a la población Tutsi del país africano.
Hutu es la denominación otorgada a uno de los tres grupos étnicos que imperan en los países de Burundi, República Democrática del Congo y Ruanda. Los hutus son el grupo mayoritario, ya que el 90% de los ruandeses y el 85% de los burundeses son hutus. Culturalmente se trata de una división artificial, basada más en la clase social que en la etnicidad, dado que no hay diferencias lingüísticas o culturales entre los hutus y los demás grupos étnicos de la zona, principalmente los tutsis.
Tutsi hace referencia a una clase social o pueblo de la región de los Grandes Lagos de África. Los tutsis forman parte de un subgrupo de los pueblos de Banyarwanda y Barundi, que residen principalmente en Ruanda y Burundi, pero con poblaciones significativas que también se encuentran en Uganda y Tanzania.
Los datos de esta masacre son escalofriantes. En 3 meses, el 70% de la población Tutsi fue asesinada, se calcula que entre 500.000 y 1.000.000 de personas, y se cree que las víctimas de violencia sexual o violaciones en este periodo fueron entre 250.000 y 500.000 mujeres. Además, muchos de los 5000 niños nacidos fruto de esas violaciones fueron asesinados.
El desencadenante de esta masacre fue el atentado del 6 de abril de 1994 contra el presidente ruandés Juvénal Habyarimana y el presidente burundés Cyprien Ntaryamira, ambos hutus. Murieron tras ser derribado el avión en el que viajaban por dos misiles lanzados desde tierra. La mayoría de las teorías acerca de la responsabilidad del atentado proponen como sospechosos, o al grupo rebelde tutsi del Frente Patriótico Ruandés (RPF), o bien a los extremistas del «Poder Hutu» que se oponían a la negociación con el RPF. En cualquier caso, inmediatamente los radicales hutus se hicieron con el poder, asesinando a la primera ministra Agathe Uwilingiyimana y comenzando la masacre.
Aunque desde el verano de 1993, el gobierno pro-hutu del Movimiento Nacional Revolucionario para el Desarrollo (National Revolutionary Movement for Development), se encontraba embarcado en un proceso de paz con el ejército rebelde de mayoría tutsi, el Frente Patriótico Ruandés para negociar el fin de la guerra civil y la repatriación de los exiliados tutsis, al mismo tiempo, se preparaba para perpetrar el genocidio. La sección juvenil del gobierno creó el Interahamwe, un grupo paramilitar que llegaría a dirigir ataques contra la población civil tutsi. La excisión más radical del partido también creó la Radio Télévision Libre des Mille Collines (Radio Televisión Libre de las Mil Colinas, en español), conocida como RTLM.
La RTLM fue una emisora de radio que transmitió en Ruanda desde el 8 de julio de 1993 hasta el 31 de julio de 1994. Jugó un importante rol en el genocidio, del que sentó los precedentes y propagó su perpetración.
Desde su inicio, su línea editorial se posicionó en contra de las conversaciones de paz entre el presidente Juvénal Habyarimana, cuya familia sostuvo la estación de radio, y el Frente Patriótico Ruandés. Logró aumentar su audiencia transmitiendo música moderna, atrayendo a la población más joven, sembrando la semilla de la que brotó el Interahamwe. promovió la diferenciación y el odio racial, utilizando música de Zaire (actual República Democrática del Congo) y programas de humor-opinión con una retórica racista. La emisora sirvió de plataforma para las ideas que ya circulaban en Kangura, una revista extremista fundada en 1990.
Tras el atentado contra el avión presidencial, el 6 de abril de 1994, la RTLM empezó a transmitir mensajes de odio hacia los tutsis, llamando a una guerra final para exterminarlos, bajo el eslogan “Muerte a la etnia Tutsi”. Los programas usaban un lenguaje cada vez más deshumanizador para hablar de la minoría tutsi. En las transcripciones de las cintas de la RTLM que se conservan en la actualidad, se pueden observar cómo los locutores se refieren a los tutsis como “cucarachas” y se trata de propagar la idea de que los tutsis enseñaban a los niños a disparar armas de fuego para luchar por el FPR.
Se consiguió así movilizar a civiles hutus contra los tutsis. La historiadora Alison Des Forges escribió que, una vez que el genocidio había comenzado, los líderes del gobierno utilizaron la emisora para promover la violencia. Además, también se dieron instrucciones específicas para llevar a cabo las matanzas.
A día de hoy, se sigue debatiendo el papel de la RTLM en el genocidio: ¿Fueron los programas de radio los que incitaron directamente a la violencia o simplemente amplificaron la ideología del miedo y del genocidio, que ya circulaba entre la población hutu?
Los primeros estudios sobre la influencia del medio en el genocidio veían a la RTLM como una influencia letal. En 2001, varios investigadores, corresponsales de guerra, e incluso la diplomática Samantha Power afirmaban que “los asesinos solían llevar un machete en una mano y un transistor en la otra”.
Por el contrario, estudios más recientes se cuestionan la relevancia de las emisiones de radio como motivación directa de los crímenes, catalogando la radio como una mera extensión de años de propaganda clasista y racista anti-tutsi, divulgada en colegios, iglesias y otras demás instituciones.
En un detallado estudio empírico publicado en 2007, el sociólogo Scott Straus llegó a la conclusión de que solo el 15% de quienes habían perpetrado estos crímenes aludía a las emisiones de radio como una influencia clave a la hora de cometer los asesinatos. La intimidación cara a cara y la comunicación entre homólogos parecían tener una mayor influencia. Las emisiones de la radio eran un factor secundario. Pero, aunque sean un 15% estamos hablando de asesinatos cometidos gracias a una emisora de radio.
En 2003, en el que se conoce como el Caso de los Medios (Media Case), el Tribunal Penal Internacional para Ruanda condenó al cofundador de la RTLM, Ferdinand Nahimana, a su director ejecutivo, Jean-Bosco Barayagwiza, y al fundador y editor de Kangura, Hassan Ngeze, por delitos de genocidio, incitación al genocidio y persecución mediante el uso de emisiones de radio y la publicación de artículos en prensa, considerando así que habían perpetrado crímenes contra la humanidad. La sentencia por cometer genocidio fue revocada durante el proceso de apelación, pero gran parte de la condena original se mantuvo.
A día de hoy, el papel de los medios como la BBC es drásticamente opuesto al de la RTLM, el cual sirve como principal altavoz tanto para mujer víctimas de la violencia sexual durante el genocidio, como para mujeres arrepentidas de las atrocidades que cometieron.
Un buen retrato de lo sucedido durante aquellos fatídicos 3 meses de la primavera del 94 es la película “Hotel Rwanda” de Terry George, donde se pueden observar desde el odio que proferían los argumentos de dicha radio, hasta la indeferencia de la comunidad internacional ante las masacres.
BIBLIOGRAFÍA
https://es.wikipedia.org/wiki/Hutu
https://es.wikipedia.org/wiki/Tutsi
https://ethic.es/2019/04/ruanda-genocidio-medios-comunicacion/
https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/CS/article/view/1807
https://genocidearchiverwanda.org.rw/index.php/Radio_T%C3%A9l%C3%A9vision_Libre_des_Mille_Collines
https://es.wikipedia.org/wiki/Radio_T%C3%A9l%C3%A9vision_Libre_des_Mille_Collines
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-48696826
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-53113381
https://www.youtube.com/watch?v=-6MtH6bUuP0