2.5 Industria de entretenimiento y medio de información
Creo que el título es bastante explicativo. ¿Qué entendemos por entretenimiento en la TV? Pues no tengo ni idea. “Es que mi programa favorito X está en la televisión”, sí pues en internet también. Y sin tanta publicidad. Mayor control del usuario Y del creador. Menos mano de terceros con intenciones poco claras. En general, todo lo que ofrece la televisión, internet te lo da mejor y más rápido. Y ahí está la enorme diferencia. El control del usuario.
En el año 1980 cuando todavía había gente que ni sabía lo que era un ordenador, porque los PC’s personales datan de principios de los 70, pues entiendo que la gente se conformara con lo que la televisión daba. Si te molestaba la programación o el ritmo con el que se presentaba contenido, mala suerte. Vete a leer un libro, al cine o a escuchar la radio. Y realmente solo un libro te iba a dar el control sobre cuando y como consumir el producto. Pero estamos ya en el año 2021. Para considerar a la televisión como parte de la industria del entretenimiento, tiene que… Entretener. Y no sé, pero cada vez que veo a alguien poner la televisión, si no muero al ver la cantidad de programas irrelevantes, muero al no tener la opción de elegir qué ver. O al menos al toparme con un techo tan bajo. Muchos canales hay, sí. Pero, ¿cuánta variedad hay de contenido? Podrías pensar que mucha variedad. Falso. Verás en televisión aquello que de dinero. ¿Y si te gusta un programa que tiene poca audiencia? Probablemente lo quiten de antena. O lo pasen a la madrugada para matarlo lentamente.
La verdad es que a estas alturas no sé qué más decir de la televisión. Podríamos decir que es un medio para masoquistas. Según la RAE un masoquista es quien goza con verse humillado o maltratado por otra persona. Para mí es básicamente lo mismo. Encender la televisión es pensar “De acuerdo. Voy a sentarme, encender la televisión y ser un ente pasivo ante el contenido que otras personas consideran que debo ver”. Una mentalidad que ni tiene sentido ahora ni tenía sentido hace 80 años. Pero como ya he dicho, antes había que conformarse. ¿Cuál es la excusa ahora?
Yo os diré cuál es la excusa. La mentira de la libertad de expresión. Y digo mentira porque queda muy bonito de decir pero es solo una excusa para expiarse de las malas costumbres y el remordimiento. Que os quede a todos en la mente lo que voy a decir. No sois animalistas, feministas ni pro lgtbi si consumís televisión. Semejante cáncer estáis alimentando, que extiende desinformación, estereotipos e incluso participa en atrocidades de las que muchos ni siquiera sois conscientes. Pues el negocio del “““entretenimiento””” televisivo está estrechamente ligado al de la publicidad. Y ah, no hay rama en este mundo que la publicidad no toque. ¿Publicidad de Amazon? Claro que sí. ¿Publicidad de ElPozo? Por supuesto. No hay empresa lo suficientemente mala siempre que el precio sea el justo.
Pero eso no es todo ¿Cuál es el precio del entretenimiento? Sinceramente no recuerdo si he mencionado esto en alguna otra entrada, pero lo hago ahora. ¿Qué demonios pasa con “el pequeño Nicolás”? Todavía recuerdo cuando ese chaval se hizo famoso por colarse en cualquier parte, fue detenido y juzgado por, si no recuerdo mal, falsedad documental, estafa, agresión y resistencia a la autoridad entre otras cosas. Los expertos que trataron con él dijeron básicamente que este espécimen es una especie de maquiavélico villano caricaturesco de cómic. Que literalmente se ve a sí mismo como un Dios. Como suele ser habitual en los medios, este personaje desapareció en el momento en el que ya no interesaba seguir estirando el chicle. Pero por si no sabéis qué pasó con él, no es que fuer inocente ni nada. Todo lo contrario. Pero al no tener antecedentes y al haberse cometido estos delitos en circunstancias tan rocambolescas que ni la jueza se explicaba cómo había podido colarse un pijo sin apenas estudios en lugares tan sofisticados sin esfuerzo, pues se le decretó la libertad sin fianza.
Carlos ¿a dónde vas a ir a parar con estos delirios tuyos? Pues nada, resulta que un día escucho a unos amigos ponerse a hablar del nuevo programa de Gran Hermano, ahora con famosetes. Y menuda mi sorpresa cuando oigo que va a participar el pequeño Nicolás. Y claro, fue entonces cuando me pregunté “¿Pero ese no era un criminal? ¿Al final era inocente?” y después de informarme un poquitín en el tan fiable Google, concluí que efectivamente este tío ES un criminal con delirios de grandeza (y tan solo un par de años mayor que yo). Y me dije a mí mismo que tenía que ser una broma. No podía ser que con el caso tan reciente, fueran a llevar a un criminal, que además solo se le conocía por criminal, a uno de los programas de más audiencia del país (ains…) Me negaba a creerlo. Tenía que ser una broma de mis amigos. Pero vaya si no. Subestimé por última vez el poder de la televisión y la estupidez de la audiencia. Porque claro, inocentemente pensé que la gente no iba a permitir eso. Que el ciudadano de a pie iba a protestar con que se perpetuara la fama de una persona que ha cometido varios delitos y además se enorgullece de ello. Me equivoqué otra vez. No solo no ocurrió si no que se le trata con respeto, incluso con cierta admiración. Diría que necesito que alguien me lo explique, pero sinceramente lo entiendo a la perfección. Todo sea por el entretenimiento. Pan y circo se decía antiguamente. O eso dicen, no sé mucho de historia.
Y vaya, esto es un tema relevante porque ante el anuncio de una nueva serie de El internado, se preparó (como era de esperar) una enorme campaña de publicidad. Y estaba yo tan tranquilo en clase de Dirección de Producción cuando unos compañeros le dicen al profesor que ponga la promo que hay de la serie porque está genial. El profesor hace caso y nos la pone a través del meet de la clase. Y empieza bien hasta que en cierto momento la realidad me da semejante hostia que me entran ganas de arrancarme las tripas y usarlas para ahorcarme a mí mismo como si fuera un personaje de Mortal Kombat. Y es que quién aparece en esa promo si no es mi querido amigo el pequeño Nicolás. Si piensas que lo que acabo de decir de arrancarme las tripas es una exageración, ten en cuenta que simultáneamente he sido golpeado por la realización de que este CRIMINAL sigue siendo un famoso. Que el público, entre los que se encuentran mis compañeros de clase, no ve absolutamente ningún problema con ello hasta el punto de que ni siquiera mencionan que este individuo aparece en la promo. Y por último, que como estudiante de audiovisuales es probable que en algún momento de mi carrera me vea en la situación de que me obliguen a grabar un anuncio, corto, videoclip o lo que sea con un maldito criminal y que pretenda que estoy conforme con ello. Algo con lo que por supuesto no estaré conforme y preferiré que me despidan y me metan en una lista negra antes que eso. Así que sí. Pasado, presente y futuro se me abalanzaron en un instante y me golpearon la moral de tal forma que me hicieron preguntarme si es que a lo mejor soy yo el que está loco por ver que esto es un problema.
¿Recordáis antes cuando he dicho que no sois animalistas, feministas, etc. Si consumíais televisión? Bien, dicho todo lo anterior, aquí está mi exposición final. Recordaréis a Paco Sanz, ese hombre que dijo que tenía no sé cuántos tumores para recibir dinero. De ese si he escuchado quejas, porque claro, que malo él por aprovecharse de un tema tan serio como el cáncer para sacar dinero. Amigues mies, Paco Sanz y el pequeño Nicolás son dos caras distintas de la misma moneda. Si el caso de uno te parece una injusticia y el otro te da igual, eres un hipócrita y además del peor tipo. Un hipócrita reaccionario.