3.1.- Historia y evolución de la radio
A escasos días del 19 de marzo, Día de San José y Día del Padre, se dio la casualidad de que fue precisamente mi padre quien, sin proponérselo, me sugirió la temática de la entrada de esta semana. Desde pequeño siempre me ha encantado la tecnología y los videojuegos, y creo que en parte es por la influencia de mi padre, quién siempre se ha mostrado muy interesado en estos temas. El otro día me encontraba jugando a la videoconsola (en uno de los pocos ratos libres que poseo últimamente), cuando mi padre llegó a casa y se unió. Me estuvo comentando su asombro al pensar sobre la gran evolución que había vivido la industria del videojuego desde sus inicios hasta la actualidad, rememorando la época en la que él comenzó a establecer contacto con una primera versión muy arcaica de esta poderosísima industria de entretenimiento, allá por finales de la década de los 70 y principios de los 80.
Desde entonces, la industria ha evolucionado en tecnología, calidad, narrativa, formas de consumo y precios. De hecho, le pregunté si pensaba que el formato físico tanto en juegos como en películas iba a desaparecer pronto debido a la irrupción de la famosa “nube digital”, desde la que descargamos la mayoría de los contenidos que consumimos. Ante la pregunta, mi padre me respondió que realmente la nube y las tiendas de juegos digitales no eran algo nuevo, y que ya desde los inicios de la industria se podían descargar videojuegos o imágenes (entre más cosas) sin la necesidad de ir a una tienda física. Su respuesta me generó gran curiosidad, ya que no comprendía cómo eso era posible sin la existencia de un Internet tan desarrollado como el actual. Entonces fue cuando su explicación me instó a escribir estas líneas, ya que no era gracias a Internet que en aquellos años eso era posible, si no a otro medio de comunicación que ha estado entre nosotros mucho más tiempo: la radio.
Regreso al pasado
El año 1977 fue un año importante en la historia de la informática doméstica. Ese año, se lanzaron al mercado las primeras computadoras personales (PC) impulsadas por microprocesadores. Además, se lanzaron tres modelos de tres fabricantes diferentes: el exitoso Apple II, el Commodore PET y el TRS-80. Todos estos equipos y los que vinieron después hacían uso de cintas de casete para el almacenamiento masivo de datos, ya que por aquel entonces las unidades de disco duro tan extendidas actualmente tenían un coste muy elevado. No sería hasta la década de 1980 que los ordenadores personales comenzaron a ofrecer almacenamiento en discos duros, primero como periféricos y luego como unidades internas.
Las cintas de casete que estas primeras computadoras usaban para almacenar programas y datos eran los mismos casetes de audio que se utilizaban para escuchar música antes de que los reproductores de música digital como los iPods, MP3 o los actuales smartphones se hicieran tan populares. El software se grababa y se cargaba en una cinta magnetofónica por medio de sonidos similares a los característicos ruidos de un módem antiguo. Cada bloque de sonido era traducido en grupos de bits que el ordenador podía interpretar. El uso de estos casetes de audio como almacenamiento fue uno de los factores que ayudó al crecimiento y la progresiva estandarización de los ordenadores personales, ya que se reducía el coste total de tener uno de estos equipos. Así, copiar un programa era tan sencillo como utilizar un radiocasete para almacenar todos aquellos extraños sonidos de la cinta original a otra virgen.
Sin embargo, en el año 1983 en Reino Unido se avanzó un paso más en esta tecnología. Una emisora de radio llamada Radio West, ubicada en la ciudad de Bristol, estrenó en el verano de 1983 un programa semanal dedicado a la informática llamado Datarama, y se les ocurrió la innovadora idea de emitir por su dial software creado por el propio equipo de ese programa, compuesto por Joe Tozer y Tim Lyons. De esta manera los oyentes solo tenían que grabar en una cinta aquellos periodos del espacio donde se emitía el software. El primer “programa” que transmitieron realmente fue una imagen en blanco y negro con una abrumadora resolución de 40 por 80 píxeles de la actriz de Los ángeles de Charlie, Cheryl Ladd. Más tarde, el Datarama comenzó a transmitir todo tipo de software desarrollado específicamente para el programa, incluidos minijuegos y una aplicación que traducía las entradas del teclado al código Morse.
El sistema de envío vía radio era muy útil y sencillo, pero también tenía algunos defectos. El principal de ellos era inherente a la propia tecnología de la época, ya que los programas que trasmitían eran desarrollados en el lenguaje de programación BASIC, el cual era interpretado de maneras ligeramente distintas dependiendo del modelo de ordenador. De esta manera, solo podían ejecutar correctamente los programas aquellos oyentes que contaran con un PC ZX Spectrum.
Paralelamente, en Holanda, una emisora de radio llamada Nederlandse Omroep Stichting comenzó a emitir (también a inicios de los ’80), un espacio dedicado a la informática llamado Hobbyscoop. A los responsables del programa de radio se les ocurrió una idea para solucionar el problema planteado para Joe Tozer y Tim Lyons: crear un conversor intermedio. Las emisiones de software por radio se crearon en un lenguaje llamado BASICODE, y se utilizaba una aplicación de conversión llamada BASCODER para asegurar la máxima compatibilidad entre los diferentes modelos de ordenadores personales que estaban disponibles en ese momento.
Este tipo de emisiones se comenzaron a popularizar entre los aficionados al mundillo y pronto este modelo se extendió a otros países más allá de Reino Unido y Holanda. Por ejemplo, en Finlandia, salió al aire un programa similar en la estación pública de radio YLE. En Yugoslavia, un programa llamado «Ventilator 202» en Radio Belgrado se hizo muy popular entre los aficionados a la informática, transmitiendo por las ondas alrededor de 150 programas entre los años 1983 y 1986. Estos incluían programas para efectuar cálculos matemáticos, programas educativos breves, mini-enciclopedias, juegos simples e incluso un simulador de vuelo. También en España existieron emisoras de radio que emitieron software. En 1985 en nuestro país comenzó a emitir un programa llamado El Vicio de Silicio en la emisora Los 40 Principales de Bilbao. Este programa, presentado por Fermín Rotaetxe, contenía una sección denominada Audiobaudios, la cual hacía lo mismo que Datarama o los otros casos comentados anteriormente.
En la mitad de la década de los años ochenta Datarama cerró sus emisiones por falta de financiación, y El Vicio del Silicio tan solo estuvo dos años en antena (1885-1987. La principal razón era el avance tecnológico que había irrumpido con la llegada de los discos duros como unidades de almacenamiento, y es que con la sustitución de las cintas de casete terminó la posibilidad de emitir software por medio de las ondas de radio. Actualmente, podemos encontrar similitudes entre lo que fue en el pasado actuaciones del estilo a los Audiobaudios con el intercambio de datos vía Wifi o Bluetooth que, en definitiva, también son ondas de radio pero mucho más localizadas y, también hay que decirlo, carentes de ese espíritu aventurero que generaba a muchos como mi padre el hecho de encender una radio, sintonizar una frecuencia de AM o FM y grabar aquellos extraños sonidos que terminarían siendo interpretados por un ordenador.