Revolución tecnológica: cambios en el acceso y los puestos de trabajo – Manuel Bernabéu

5.1. Nuevas formas y medios audiovisuales

A la hora de conseguir un empleo, en muchas ocasiones surge la incógnita sobre si la revolución tecnológica ha supuesto un avance o un inconveniente para la población activa. La duda no alcanza solo a la desaparición de puestos de trabajo, debido a la incorporación de máquinas sustitutorias, sino también a la readaptación hacía los nuevos oficios. En este caso, la capacidad de impresionar a partir del conocimiento de habilidades digitales ha sido, sin lugar a dudas, el factor de mayor importancia para lograr un empleo.

El continente europeo necesita alrededor de 30 millones de trabajadores con aptitudes tecnológicas. Con el perfil de especialistas tecnológicos, unas 160 mil empresas contratarían ya a este tipo de profesionales, sin embargo el sistema educativo solo ofrece 25 mil al año. Dentro del ranking de profesiones más demandadas siempre aparecen en las posiciones más altas empleos como directores digitales, especialistas en inteligencia artificial, científicos de datos, directores en ciber-seguridad, expertos en comercio electrónico y marketing digital o especialistas en robótica y automatización.

Una de las escuelas de negocios digitales más importante, encargada de formar a profesionales para todo este tipo de oficios, es la empresa ISDI (Instituto Superior Para el Desarrollo de Interior). Dentro de la academia se ofrece un programa llamado MIB (Master Internet Business) dedicado a la formación de personal frente al desarrollo tecnológico acelerado. Este espacio también enfoca a sus estudiantes, todavía profesionales en ciernes, de cara a la formación de negocios propios. Frente al resto de programas de formación, ISDI es avalada por sus positivos datos de empleabilidad, en los que se recoge que el 75% de sus alumnos encuentran trabajo en menos de un año, mientras que el 25 restante logra crear su propia empresa.

No obstante, esto no quiere decir que panaderos, electricistas, carniceros, administrativos y un largo etcétera vayan a desaparecer. El resto de empleos “tradicionales” se mantienen y perduran, pero muchos empresarios han exigido una cierta adaptación al mundo tecnológico, que nos acontece, por parte de sus trabajadores. Un claro ejemplo lo podemos observar en los profesores. El personal docente, no solo por la crisis del coronavirus, lleva muchos años incorporando en su formación herramientas que, ahora mismo, les son indispensables. Es el caso de las pizarras digitales, un medio que facilita el trabajo y que en sus primeros años de uso conllevo un gran esfuerzo por parte de los maestros para conocer su funcionabilidad.

En ningún caso, los profesores graduados en los años 60 y 70 imaginarían enviar los trabajos a sus alumnos por correo electrónico o grabar las clases para subirlas posteriormente a la web del centro educativo. Sin embargo, todo es tipo de tareas y muchas más, completamente ineludibles ahora mismo en esta profesión, se requieren a la mayoría de los docentes.

La evolución hacia el mundo digital ha provocado un cambio, también, en la elaboración de los currículums vitae. Los documentos con infinidad de hojas y amplios textos han quedado sustituidos por un archivo con una única hoja en la que de manera visual y sin ser, en absoluto, pesadas, se recoge toda la información requerida por el empresario. En ella se refleja, además de la experiencia, las aptitudes y la formación, los conocimientos de ofimática y las habilidades en programas como Excel, Acces o, incluso, Phyton.

A los currículums, en el día de hoy, también se les solicita que incorporen información sobre las cuentas, del solicitante al puesto, en redes sociales como Twitter, Instagram o Facebook. De este modo, el personal de recursos humanos de la entidad donde se pretende trabajar realiza la búsqueda de los perfiles en cuestión y recaba información sobre gustos, dialéctica, vocabulario, escándalos, difusión…

Puede parecer algo positivo para el trabajador en el caso de que promocione sus tareas o proyectos, de este modo el empresario podría tomar referencia de cómo se va a desarrollar en el puesto de trabajo. Sin embargo, la gran mayoría no hace el uso esperado de redes sociales y las emplea como vía de escape, donde puede que se hagan comentarios desafortunados.

Al fin y al cabo el uso de todo este tipo de aplicaciones es completamente personal, cada uno es responsable de lo que escribe y sube, pero no debe de haber ningún tipo de castigo por hacer un uso ocioso de estas plataformas. Por mucho que las empresas se empeñen en tomar como referencia las redes de los trabajadores, los perfiles son particulares y no subir lo que plazca por presiones y represalias para lograr un puesto de trabajo es, sin lugar a dudas, CENSURA.

Desde un prisma completamente distinto, las redes sociales han ayudado a muchos negocios a seguir adelante. Muchos autónomos se han hecho “eco” del efecto llamada de Twitter, con el que se pretende hacer promoción de un comercio que está en una situación crítica.

FOTOLa plataforma también resulta de gran ayuda para jóvenes en situación de desempleo que pretenden conseguir un trabajo. Es, por ejemplo, el caso de Víctor Velásquez, un diseñador gráfico venezolano, que gracias a la difusión de un tweet, en el que pedía difusión para buscar empleo, encontró trabajo.

En definitiva, la tecnología ha revolucionado no solo los puestos de trabajo, sino también el modo de acceder a ellos. Cualquier dispositivo con conexión a internet se ha convertido tanto en  un aliado como en un enemigo de la población activa, que, respectivamente, a la par que permite a las empresas tener control de sus trabajadores también posibilita la difusión para un bien personal.

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