4.4.- El videoarte y las artes. Contexto histórico y cultural del nacimiento del videoarte. Evolución: performance, teatro, videoclip
Con el paso del tiempo, desde mediados del siglo XX, las manifestaciones artísticas se han ido reinventando y han ido penetrando en nuevos territorios que, años atrás, eran prácticamente imposibles de alcanzar. De este modo, han traspasado sus límites formales y se han mezclado entre ellas, creando nuevas tendencias expresivas que, actualmente, son consideradas también otro tipo de objeto artístico. En consecuencia, este hecho a dado lugar al surgimiento de nuevos profesionales, de nuevos artistas, que han aprovechado el auge de las nuevas tecnologías para reinventarse e innovar.
Por este motivo, el vídeo ha adquirido nuevas connotaciones y, en consecuencia, su lenguaje también ha evolucionado: se han propuesto nuevos significados de acuerdo a su utilidad y traducción vinculados con otras expresiones artísticas. Al mismo tiempo, el performance, ha tomado cada vez más importancia en la sociedad contemporánea y se ha fusionado también con otros elementos estéticos de otras corrientes artísticas que le han dotado de su propia identidad. Así es cómo surgió el concepto de performance, que hace referencia a estas obras de arte o muestras artística que se crean mediante acciones. En estas acciones pueden aparecer distintos participantes, incluso también el propio artista. Además, se su carácter interdisciplinario permite que esta expresión artística se pueda representar de diferentes maneras: en directo, documentada, espontáneas o escritas.
Entre esta diversificación de corrientes, el vídeo y el performance no se quedan atrás y también han logrado fusionarse creando así el vídeo performance. Para conocer más acerca de sus inicios, es necesario volver a la década de los años 60. Por estos tiempos, se llevaron a cabo las primeras exploraciones artísticas con el vídeo y se incluyó, por primera vez, música en estas producciones. Así lo pudimos comprobar en mi anterior entrada del blog sobre Nam June Paik, uno de los artistas más influyentes en este género artístico, ya que utilizó instrumentos musicales, televisores y reproducciones en video para, posteriormente grabarlas como testificación de la acción.
De esta manera, se establecieron las primeras bases y tipologías del vídeo performance: Los artistas de estas producciones tan efímeras vieron conveniente grabar la actuación para que sus exhibiciones no quedaran en el olvido. Gracias a esto, estos documentos visuales se emplean actualmente como archivo comercial o histórico. Por otro lado, otra característica propia de este género que se ha ido estableciendo es la utilización del vídeo como parte de la acción.
Así pues, el vídeo se convierte en un elemento esencial en el significado del performance y, además de ser un registro, también dota al performance de cualidades expresivas que potencian su morfología. Para que la obra tenga significado concreto, se tendrá en cuenta que la producción artística será filmada. Así pues, es importante considerar algunos aspectos como el encuadre y la colorimetría para que la acción se desarrolle en el tiempo y espacio que se ha establecido en el objeto artístico. Por último, otro de las herramientas que se utilizan en el performance es el cuerpo: a través de él se logra transmitir y explicar una idea concreta.
Desde los años 70 surgieron artistas del performance que enfocaron sus creaciones teniendo en cuenta que la cámara iba a ser un elemento más. Hoy nos centraremos en una de las personalidades más curiosas dentro de esta tipología artística y audiovisual: Mireille Suzanne Francette Porte, más conocida mundialmente como Orlan. Además de por sus peculiares obras, se le reconoce, principalmente, por su estética: esta mujer trató de convertirse en una obra de arte viviente, puesto que está radicalmente en contra de modelos establecidos. Quiso reivindicar que las mujeres que se someten a la cirugía para parecerse a los modelos de mujer que gustan a los hombres. Para ello, su cuerpo fue su propio lienzo y modifico su aspecto físico sometiéndose a distintas cirugías organizadas y dirigidas por ella misma con una puesta en escena. En estas producciones, que son filmadas y difundidas en distintos puntos del planeta, aparecen una serie de cirujanos en un quirófano trabajando sobre su cuerpo.
De esta forma, su acción adquiere en muchos casos la característica de video performance. Su primer performance conocido fue Marcha a cámara lenta, producido en 1964 como un preludio del mayo del 68. Desde ese momento, Orlan ha ido creando otras performances muy impactantes. Entre su gran variedad de trabajos, la artista se dedicó también a medir el Vaticano a partir de una unidad de medida inventada por ella misma, el Orlan-Cuerpo.
Sin embargo, sus dotes artísticos se vieron reflejados sobre todo en su obra producida en 1990, La reencarnación de Saint Orlan, en la que propone un nuevo término artístico: el Carnal Art. En esta producción, fusiona algunas obras más conocidas en el mundo de la historia del arte y también algunas de las más representativas de la belleza femenina. Partiendo de este punto, coordina nueve operaciones estéticas con la finalidad de transportar estos conceptos a su propio cuerpo y llevarlo a otro nivel. Así pues, se inspira en la frente de la Monalisa de Da Vinci, en la boca de El rapto de Europa de Boucher, en la barbilla de la Venus de Boticcelli, en los ojos de la Psique de Gérôme y en la nariz de una escultura de Diana. Además, se inspiró en el mito de Frankestein para realizarse unos bultos en las sienes. De esta manera, estas siete figuras femeninas que habían sido idealizadas durante la historia del arte, se integran en su propio cuerpo con el fin de denunciar la sumisión y, en muchos casos, incluso esclavitud de la mujer, a unos cánones de belleza determinados. Orlan se encargó de transmitir a la sociedad esta idea y, para ello, difundió todas las intervenciones estéticas a través del vídeo performance. La artista las dirigió como una verdadera representación teatral a través de sus vídeos y fotografías. Durante la producción, la artista actuaba con total normalidad, recitaba poemas y charlaba con los cirujanos. Otro aspecto curioso de estos vídeo performances era el vestuario de la paciente: utilizaba vestimentas llamativas de grandes diseñadores.
Como hemos podido comprobar, a lo largo de su trayectoria profesional, Orlan se ha dejado su piel, nunca mejor dicho, en este arte. Ha logrado experimentar e innovar distintos aspectos del formato del vídeo performance y, además, ha conseguido que se transforme en un espacio donde todo sirve, donde cuanto más se sobrepasen los límites y más lejos nos lleve nuestra imaginación, mejores producciones surgen. Sin ninguna duda, Orlan ha dejado huella dentro de este mundo y, este arte también le acompañará hasta el final de sus días puesto su cuerpo se ha convertido en su mayor obra de arte.