Abusos, extorsiones y chantajes a través de redes sociales – Manuel Bernabéu

5.4. Multimedia e internet: arte digital, videojuegos

Hace apenas 1 semana el jugador del Paris Saint Germain, Neymar Jr, vio suplantada su identidad en Tinder, principal red social para la búsqueda de pareja. En el caso del futbolista, el hecho ha sido,  meramente, anecdótico: ninguna represalia, un tweet con sentido del humor y una historieta más para su extensa lista de chascarrillos.

No obstante, hay quienes han sufrido, en primera persona, la extorsión y el abuso a partir de perfiles “falsos” en redes sociales, y no solo a través de las que se fomenta la búsqueda de relaciones afectivas y sexuales. Pero, ¿es consciente la juventud del riesgo que supone establecer una conversación con un desconocido a través de Internet?

Los adolescentes, pletóricos de una falsa seguridad en sí mismos, son quienes más sufren los estragos del chantaje online. El motivo es claro, su inocencia y su confianza con el manejo de Internet les hacen pensar que en ningún momento van a ser objeto de extorsión.

En la mayoría de los casos las premisas suelen ser las mismas, perfiles atractivos de hombres o mujeres, falsos en su mayoría, que envían mensajes directos a través de aplicaciones como Instagram, Facebook o Twitter. Las conversaciones empiezan en un tono moderado hasta ganarse la confianza del joven, posteriormente se suben de tono (erótico, sexual) y acaban exigiendo fotos o videos de los adolescentes desnudos o mostrando, al menos, alguna parte de su cuerpo comprometida.

Es en ese preciso instante cuando el “encapuchado virtual” se quita la “máscara” y, con las fotos ya en su poder, empieza sus amenazas de publicar el contenido de las imágenes en internet a menos que la víctima no abone la cantidad de dinero exigida. En muchas ocasiones, los jóvenes tienen miedo de contar a sus padres la situación, pero según la Policía Nacional es estrictamente necesario que los progenitores sean sabedores del caso. Además, el mismo cuerpo de la policía asegura que en torno al 70% de estos delitos no se denuncian por miedo a que las imágenes acaben en la nube como represalia del extorsionador.

A consecuencia del elevado porcentaje, el Cuerpo Nacional de Policía ha incrementado, en gran medida, sus charlas en centros educativos para concienciar a su alumnado de la importancia de la seguridad en las redes sociales. Entre sus principales instrucciones indican no dejarse coaccionar y notificar a los padres, y si es necesario a las autoridades, cuando exista sospecha de un perfil desconocido que intente establecer conversaciones con ellos.

Raramente se pueden encontrar casos de extorsión entre los propios jóvenes, en el caso de que se dé suele ser entre parejas/ ex-parejas. Sin embargo, los abusos se pueden dar entre personas conocidas, cuando la que ejerce de infractora se oculta bajo un perfil falso. Es el caso de una joven valenciana que sufrió el chantaje de un compañero de clase. El menor de 14 años, y autor de los hechos, usurpó la identidad de profesores de su centro educativo para solicitar imágenes de contenido sexual, a cambio de calificar con buena nota una asignatura. Finalmente, y gracias a las pesquisas realizadas por la policía, el menor fue detenido y entregado a la fiscalía de menores.

No obstante, la extorsión no es la peor consecuencia de establecer conversaciones con desconocidos, subidas de tono, por redes sociales. Se han registrado multitud de casos que han derivado en emboscadas sexuales que, en algunos casos, han llegado incluso a violación.

El perfil de las víctimas de estos casos suele ser mujeres jóvenes que, fruto de su efervescencia hormonal, comienzan en el uso de aplicaciones como Instagram, es normal. Sin embargo, existen una serie de depravados sexuales, que, sin un ápice de respeto y vergüenza, tratan de establecer conversaciones con las adolescentes con la pretensión de crear un vínculo emocional y una posible relación afectiva para posteriormente quedar en persona y, en su defecto, mantener relaciones sexuales.

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Imagen del joven de 25 años tras haber sido agredido por la familia de la menor. Fuente: ABC

Habría sido el caso de una menor de 12 años, argentina, que fue citada por un hombre de 25 años, tras haber estado hablando con ella a través de redes sociales con conversaciones subidas de tono. Por suerte, la niña comunicó a su madre la situación en la que se encontraba, quien se hizo pasar por la menor en la conversación. En este lance, el hombre de 25 años cobró su merecido.

La mujer, junto a otros familiares, acudió al lugar citado y le propinaron una paliza hasta que llegó la Policía. El joven quedó con la cara desfigurada y la madre de la menor presentó una denuncia. Ahora, la Policía investiga si otras menores fueron contactadas por el detenido.

Con la intención de minimizar el riesgo de estas situaciones y garantizar la seguridad de sus usuarios la plataforma de citas online, Tinder, ha anunciado una serie de novedades en la aplicación. Entre ellas se encuentra un sistema de verificación de fotografías para garantizar que se es quién se dice ser y evitar los perfiles falsos. Asimismo, Tinder ha incorporado un botón de emergencia  que avisará a la empresa y, de ser necesario a las autoridades.

Medidas similares a estas se han implementado en los últimos tiempos en otras aplicaciones, que también sufren problemas de seguridad, como Uber, Lyft, Bumble y Airbnb. En cualquier caso, no hay mejor protección que ser cauto y precavido, no confiar ni dejar, jamás, que algún desconocido con sospechosas intenciones te haga sentir inferior o vulnerable, con propuestas obscenas. Y en el caso de ya no poder echar marcha atrás buscar apoyo familiar y avisar a la Policía.

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