`Buscadores de fantasmas´: el fast-food de lo paranormal. -David Olcina

2.5 Industria de entretenimiento y medio de información

Desde el origen de la humanidad, las personas hemos estado rodeados de historias que buscan transportarnos hacia mundos que jamás pensábamos que podrían ser reales. Joglares o trovadores fueron los encargados hace varios siglos de que estos mitos y leyendas se trasladasen entre las nuevas generaciones para no perder el espíritu de enamoramiento hacia lo fantástico, hacia lo increíble. Hoy en día, con la llegada de los medios de comunicación de masas y los grandes avances tecnológicos, los productos audiovisuales que plasman una “falsa” realidad se han multiplicado por cientos. Star Wars, Harry Potter, Jurassic Park o El Señor de los Anillos son alguno de los ejemplos más claro de realidad fantástica de ficción. ¿Son realidades remotas? Sí ¿Buscan sólo entretener? También.

De esta premisa derivan varios problemas. Si a cine nos referimos, está claro que estas grandes producciones buscan transportarnos a lugares que nuestra imaginación jamás pensó, el asunto viene cuando alguien abusa de ese poder de la ficción para hacernos creer cosas que son mentira con la intención de informarnos y apenas de entretenernos.

En las últimas décadas, varios son los programas de televisión que han adoptado el potencial del cine para exprimirlo en la pequeña pantalla a golpe de talonario. Superproducciones a nivel mundial que generan audiencias millonarias y ficcionizan la realidad. Centrándonos en el misterio como punto de partida del análisis de este tipo de producto, películas como El Exorcista, Expediente Warren o Paranormal Activity generaron millones de euros, pero, sobre todo, despertaron el interés de productoras de televisión para trasladarlo a los salones de los espectadores. De ahí nace uno de los programas más criticados por los periodistas apasionados por el misterio: “Buscadores de Fantasmas”.

Ghost-Adventures

Esta súper producción norteamericana se introduce así misma cómo docureallity. Es decir, documental basado en la realidad de lo que sucede. Su primera emisión se produjo el 17 de octubre del 2008 en el canal de televisión estadounidense Travel Channel. Sin embargo, antes de la emisión en el cine, Buscadores de Fantasmas fue mundialmente conocido por ganar varios premios en el año 2004, año en que se empezaron a realizar las filmaciones de manera independiente antes de saltar a la productora 4Reel Productions dos años después.  Premio del Jurado 2006 al mejor documental en el Festival Internacional de Nueva York fue uno de los mayores galardones que los parapsicólogos Zark Bagans y Aaron Goodwin, presentadores de este programa, consiguieron antes de lanzarse al mediático mundo de la televisión.

Pero ¿Cuál es la metodología de este programa para que sea tan criticado? Bien, pues, cada episodio comienza con una presentación del caso paranormal que van a tratar en él. Suelen ser casas encantadas donde hayan sucedido asesinatos, muertes prematuras o sucesos a priori sin resolver. Entrevistas a vecinos de la zona, periodistas e incluso descendientes de los propietarios de dichas casas sustentan un programa que merodea entre la delgada línea de lo informativo y la mentira. Una vez realizada la introducción de estos fantasmagóricos fenómenos, el equipo dirigido por Bagans y Goodwin es acompañado por varios cámaras y equipo de sonido como Jay Wasley o Billy Tolley a introducir en las diferentes ubicaciones de la casa cámaras de visión nocturna, micrófonos y medidores de campos electromagnéticos para percibir cualquier tipo de señal paranormal.

La parafernalia que ellos solos montan viene provocada por el intento del equipo por llamar a los muertos con rituales satánicos y que así se presenten delante de la audiencia como si llamar por teléfono al diablo se tratase. Así de fácil. Llamas y vienen. No hay más. Si a esta “facilidad” por conseguir psicofonías o apariciones extrañas antes las cámaras le sumas el dramatismo de los presentadores al escuchar un sonido parece apariciones como las de Lourdes o la Virgen de Fátima se quedan en varios escalones por debajo.

Tal ha sido la controversia entre la audiencia por su método de contacto con el más allá que Bagans tuvo que salir frente a los micrófonos para justificarse sobre esas críticas que ponían en riesgo tanto la credibilidad de este formato como su redito profesional. “No quiero que los televidentes nos vean como cazafantasmas provocadores y con ganas de bronca. Tan solo lo hacemos a los espíritus malignos que causan daño a los vivos”, declaraba Bagans en una entrevista para Paranormal Underground en el año 2009.

Actualmente Buscadores de Fantasmas cuenta en su mochila con 13 temporadas y 186 programas de los que destacan sus casos en el asilo de West Virginia, el de la Plantación Magnolia o el Caso Bobby Mackey´s. Llegaron a alcalzar cotas de pantalla muy altas para un género que en España lidera el programa Cuarto Milenio de Iker Jiménez, aun que de una manera periodísticamente más profesional.

No siempre llueve a gusto de nadie, es cierto. Pero si miramos desde un marco objetivo tenemos que hacernos una pregunta ¿Cuál es la verdadera intención de dicho programa? ¿Entretener? ¿Informar? Vivimos en una sociedad dónde el consumo masivo de lo audiovisual se ha transformado en lo que llamaríamos una especie de fast-food: programas de entretenimiento, con poco carácter informativo para ser consumido y olvidarte de él. Y, sin duda, Buscadores de Fantasmas es una víctima de todo ese entramado comercial.

Muchos periodistas de misterio coinciden en el poco favor que realizan este super producciones a la labor profesional de investigación a los grupos de investigación paranormal. No es llegar y besar el santo como aquel que dice. No es convocar al diablo y que este aparezca como Pedro por su casa, no. La labor periodística de misterio lleva meses, incluso años, en obtener una mínima prueba que pueda catalogarse como procedente del más allá. Así pasó con las famosas Caras de Bélmez o con el famoso caso del niño de Tordesillas, que fue golpeado por una especie de OVNI y que sigue con secuelas de ese ataque sin aparente explicación lógica.

En la entrevista a Lorenzo Fernández Bueno, periodista y escritor de misterio en España, nos describía su opinión sobre este tipo de contenido: “La parte positiva de estos programas es que la gente se interese por el misterio”. Así es. Buscadores de Fantasma ocupó cotas de pantalla en este país muy elevadas para ser un género aparentemente relegado a una audiencia reducida pero fiel sobre esta temática y lo multiplicó de manera muy clara. Todo lo que sea crear cantera, bienvenido es. Pero ¿a qué precio?

Si vale la pena ennegrecer a los grandes profesionales del misterio por un programa que como si de una película de Hitchcock se tratase creo que estamos muy equivocados. ¿Solución? Dejar claro que se trata de una ficción y no de un documental de realidad. Sólo así se respetará una profesión digna. No combinar conceptos, sino el misterio en televisión estará abocado al fracaso.

En la época de las fake news la sociedad se ve vulnerada a creerse cualquier titular que vea en una pantalla, tweet o periódico. Sin embargo, esto se está viendo extrapolado a los géneros televisivos informativo en forma de cuento y sensacionalismo en su máximo esplendor. Si existe alguna solución es la educación mediática e informativa por parte de los espectadores, que no se dejen manipular. Durante estos años en el misterio, ha sido un programa de televisión, pero mañana pueden ser conspiraciones que den lugar a revueltas sociales como es el caso del conocido movimiento Q ANON y su asalto al capitolio en la sesión del impeachment contra Donald Trump.

El criterio formativo es importante. En la televisión, también.

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