Cuatro madres, un hijo en común y canciones de rap feminista – Ana Cortijo

 1.3. La aplicación de la perspectiva de género a los medios audiovisuales

Derick es un niño de 9 años que vive en Vila Nova, al sur de Brasil. Su vida no es como la de otro niño cualquiera, aunque le guste cantar, interpretar a grandes artistas o jugar al fútbol con sus amigos. Derick tiene algo que le diferencia del resto de los demás. Derick tiene cuatro madres, cuatro mujeres que juntas han decidido criar y construir un hogar para su hijo. Thammy, Bruna, Chiva y Ana no tienen, ni han tenido, una vida sencilla, pero por el momento, están construyendo una familia en base a una estructura matriarcal, donde por encima de todo prima la felicidad y el respeto entre iguales.

A sus 9 años, Derick entiende cómo de importante es la lucha feminista

A sus 9 años, Derick entiende cómo de importante es la lucha feminista

Mães do Derick es un documental dirigido por Denise Kelm, directora que relata la cotidianeidad de cuatro mujeres brasileñas, lesbianas y polígamas, que alejadas de cualquier convencionalidad y estado socioeconómico heteropatriarcal, crían a un hijo en común en el entorno de una comunidad de mujeres. De acuerdo a un concepto feminista, Derick ha prendido cuáles son los principales valores de una convivencia igualitaria, además de entender en qué se basa una vida libre y autosuficiente. Acostumbrado a acudir con sus madres a encuentros culturales entre mujeres, Derick toma un primer contacto con el feminismo gracias al grupo de música que sus madres han formado recientemente, Taiobas. Las cuatro mujeres, en especial Thammy, han encontrado en el rap un grito de protesta contra la violencia a la que muchas mujeres de Brasil están sometidas, en especial las más pobres, y más en concreto, las afrodescendientes. Las letras, cantadas a viva voz desde el lado más autobiográfico, también se manifiestan como un apoyo hacia las mujeres lesbianas que como ellas, sufren una doble discriminación social con motivo de su orientación sexual.

De declaraciones machistas y misóginas no está exento el poder político de Brasil, lo que evidencia la clara falta de apoyos en lo relativo a la lucha feminista. «Quien quiera venir aquí para tener sexo con una mujer, que se sienta como en casa», comentaba Bolsonaro durante una rueda de prensa hace un par de meses. La violencia ejercida contra las mujeres de este país no solo afecta a las mujeres adultas, también son víctimas las más jóvenes, las niñas que padecen las consecuencias del turismo sexual. Según un estudio llevado a cabo por el Banco Mundial Brasileño, Retrato de género en el Brasil de Hoy, en este país latinoamericano se comete una alta tasa de feminicidios, en lo que respecta a las relaciones heterosexuales.

Fruto de la violencia, en concreto las violaciones que muchas de ellas sufren, adultas, adolescentes y niñas tienen que hacer frente a embarazos indeseados, problemática que se ha visto más vulnerada en consecuencia a la COVID – 19 y que estas cuatro mujeres, las madres de Derick, condenan con su rap. De acuerdo al Foro Brasileño de Seguridad Pública, la pandemia y con ella, el confinamiento domiciliario, ha generado un aumento del 40% en los casos de violencia contra la mujer. Pero sobre todo y lo más alarmante, es que el número de violaciones se ha visto incrementado. El problema aquí, fundamentalmente viene en lo siguiente. El Código Penal de Brasil determina que el aborto es una práctica completamente ilegal, con pena de muerte para quien lo provoque y se someta a él, a excepción de si se acontece con motivo de violación o riesgo de muerte en la mujer. Las clínicas privadas, dedicadas a realizar este tipo de prácticas, se han reducido drásticamente debido a la actual crisis económica, lo que ha supuesto una doble problemática: dejar al desamparo a un mayor número de mujeres y realizar algunas prácticas abortivas en un estado de embarazo más adelanto de lo habitual, lo que ha supuesto un mayor riesgo para la mujer. La incapacidad económica de acudir a este tipo de centro, así como la incomunicación de muchas mujeres para desplazarse hasta ellos, ha supuesto que durante la pandemia se incrementase el número de abortos clandestinas y en consecuencia, se produjese un mayor atentado contra los derechos de la mujer. Daniela Pedroso, psicóloga y miembro del Grupo de estudios sobre el Aborto de Brasil (GEA), señala en un artículo para el medio español El País, que solo el 10% de las víctimas buscan ayuda inmediata tras una agresión sexual.

Thammy, Bruna, Chiva y Ana, a partir de sus acciones, su música, su trabajo y la educación que le dan a su hijo Derick, denuncian constantemente la violencia de género que sufren muchas mujeres de su entorno, violencia de la que también ellas fueron víctimas. A falta de voz por parte de los medios de comunicación en Brasil, en lo que respecta a la lucha feminista, estas mujeres se levantan y gritan justamente por eso, por la falta de representación y visibilidad que la mujer brasileña tiene en su país.

Taiobas es un grupo de rap feminista brasileño que lucha por una igualdad social real

Taiobas es un grupo de rap feminista brasileño que lucha por una igualdad social real

La escasez de recursos económicos ha llevado a la familia de Derick a ocupar una casa deshabitada, pese a las continuas amenazas de expulsión que se reciben por parte de la Policía y el propietario que abandonó en deterioro la vivienda. Pese al dinero invertido en acondicionar el lugar, las cuatro mujeres, con ayuda de amigas y vecinos, construyen desde cero un hogar para ellas y su hijo, actividad de la que el pequeño Derick también aprende. Las condiciones de precariedad laboral y social no son únicas de esta zona del sur de Brasil. Desde que Bolsonaro llegase a la presidencia del país en 2019, el gobierno ha favorecido a las clases más altas de la sociedad, provocando una alta desigualdad social en la población, cuestión que ha afectado sobre todo a la integridad física y moral de la mujer. A todo ello, se le suma la despreocupación del presidente sobre la actual crisis económica y sanitaria mundial. La totalidad de las favelas existentes en Brasil han quedado en un total descuido, mientras han sido ocupadas por poderes paramilitares y narcotraficantes que han supuesto toda una amenaza en la comunidad. Pese a los esfuerzos de las madres por construir el hogar que anteriormente se mencionaba, la historia acaba dando un vuelco que, desgraciadamente, era de lo más esperado. Pero no por ello su lucha, la lucha de esta familia, ha finalizado.

 Esta historia, relatada y protagonizada por mujeres, ha contado con la nominación de una gran número de festivales, como el Zinegoak, el MixBrasil o el Festival de Cine de Turín (TFF). Además, se ha hecho con la obtención de algún que otro galardón. El relato, que resulta ser de lo más intimo, se conjuga como un fuerte voz de protesta contra la falta de libertad y derechos de la mujer brasileña .  La música, aquí el rap feminista, se ha perfilado como una alternativa que brinda a la mujer la oportunidad de manifestarte, de reunirse, de derrocar los roles de género, de combatir contra la violencia machista y de pelear, de manera pacífica y una vez más, por la causa feminista. Evidente resulta que ni aquí, ni mucho menos en este país, se ha alcanzado la igualdad social, por lo que todavía son muchas las reivindicaciones que nos quedan por delante. Por esta y otras muchas historias, la lucha, sea aquí o a miles de kilómetros de distancia, continua siendo necesaria todavía hoy. O al menos, así debería serlo, por las mujeres que faltan, las mujeres del ahora, y por nosotras, también las mujeres del mañana.

Canción Resistência e Cura, de Taoibas. Por Thammy.

(4º) FOTO 3_ANA CORTIJO SEMPERE

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