Crepúsculo, el Romeo y Julieta del siglo XXI – Julia M.Zinni

2.5. Industria del entretenimiento y medio de información

Nuestro regalo de San Valentín – soy consciente de que ha pasado un mes desde esta fecha – fue la llegada de la Saga Crepúsculo a Netflix. Bueno… si es que se puede considerar un regalo una saga con un vampiro de 108 años acosando a una adolescente y sobreprotegiéndola todo el rato. El caso es que solo la había visto una vez: cuando se estrenó en 2008 y, sus respectivas fechas, hasta que llegó la última entrega: Amanecer. Parte 2., en 2012. Es decir, cuando tenía entre 8 y 12 años. Por lo que, al ver que estaba en el catálogo de la plataforma de streaming, decidí que era un buen momento para revivir, una vez más, todo el percal.

Estos son los 7 libros que componen la historia, siendo 2 de ellos obras suplementarias. La segunda vida de Bree Tanner (2010) amplía información sobre cómo es la vida de los vampiros recién ‘nacidos’ desde el punto de vista de Bree, quien tuvo una aparición en Eclipse. Por otro lado, el de Sol de Medianoche lo veremos más adelante, así que, comencemos por el principio: Crepúsculo.

Si algo recuerda todo fan – o no tan fan – de la serie, es el ‘triángulo’ amoroso entre el lobito, la chica y el vampiro. Seguro que conoces a alguien que te haya dicho allá por el 2010: “Soy team Edward” o, por el contrario, “team Jacob”. Aunque también, las escenas donde nuestros protagonistas se miraban intensamente en un primerísimo primer plano. Entre eso, que su actuación dejaba mucho que desear y el tinte azul de todo el filme… imposible olvidar. Hasta por twitter se comentaba recientemente que la película no sería lo mismo sin esto último, y que parecería más una película de finales de los 90’, principios de los 2000; O, incluso, una High School Musical (sobre todo, en la escena del béisbol).

Aunque no recordaba lo cutre que era el ‘vuelo’ de los vampiros, el brilli brilli de Robert Pattinson, ni la tóxica relación entre Edward Cullen y Bella Swan. Y es que este vampiro no quería salir con ella para protegerla de sí mismo; luego sí, sí quería; luego no y desaparece dejándola sola en el medio del bosque (un lugar muy seguro). Después de que nuestra protagonista se pase meses lamentándose por un corazón roto, decide empezar a salir de casa. Y cuando descubre que poniendo su vida en peligro atrae a Edward, comienza a tomar decisiones dignas de romantizar las autolesiones – incluso deja tirada a su amiga para irse en moto con un desconocido –. Y esto último no ocurre solo con ella, él también decide suicidarse cuando descubre que su amada ‘ha muerto’. El Romeo y Julieta del siglo XXI.

Pero tampoco me voy a poner a comentar toda la saga que ya está muy vista. Lo que sí es interesante saber es cómo ha vivido todo esto el protagonista varón, es decir, Edward Cullen. Si alguna vez te preguntaste qué hacía el chico de los colmillos mientras Bella dormía plácidamente en su habitación, ya no hace falta que te lo sigas planteando. Solo debes leerte Sol de Medianoche que es, básicamente, lo mismo que Crepúsculo pero relatado desde el punto de vista de nuestro vampiro no-favorito.

Como tampoco voy a obligarte a comprar el libro que se publicó en agosto de 2020 – yo no me he leído ninguno y, sinceramente, este último tampoco me llama mucho –, voy a resumir algunas partes que fueron subidas por una usuaria de Twitter. Comenzando por la cuestión planteada anteriormente, Edward se dedicaba a matar arañas.

También se revive una vez más todo el dilema sobre si salir o no con ella. Un extracto del libro de Stephenie Meyer, Sol de Medianoche, dice así:

Attraction was an impossible dilemma, because I was already too attracted to Bella in the worst way.

Did I want Bella to be attracted to me, a woman to a man?

That was the wrong question. The right question was should I want Bella to be attracted to me that way, and the answer was no. Because I was not a human man, and that wasn’t fair to her.

With every fiber of my being, I ached to be a normal man, so that I could hold her in my arms without risking her life. So that I could be free to spin my own fantasies, fantasies that didn’t end with her blood on my hands, her blood glowing in my eyes.

A su vez, salen a relucir las escenas dónde Edward piensa en Bella como un ser al que proteger de sí mismo, cuestionando incluso si ella está mentalmente estable por querer salir con él a pesar de ser un monstruo.

Her reactions were always wrong – always completely wrong. She pulled danger toward herself. She invited it.

“It didn’t matter?” I said through my teeth, anger filling me. How was I supposed to protect someone so… so… so determined to be unprotected?

“No,” she said in a low voice that was inexplicably tender. “It doesn’t matter to me what you are.”

She was impossible.

“You don’t care if I´m a monster? If I’m not human?”

“No.”

I started to wonder if she was entirely stable.

Y como dice la usuaria que ha subido el hilo a Twitter, al menos, Edward Cullen se dedicaba a mantener bien el estado de la casa mientras ella dormía.

Asimismo, otro hecho de interés es el racismo. Según zonared.com, los Quileutes (los hombres lobos de la saga) son una tribu real del noroeste de Washington que Meyer cambió a su antojo para volverlos más salvajes. Se vieron tan perjudicados los propios Quileutes que se creó una página para desmentir todo lo que soltaban en las películas. No obstante, no son los únicos que se han visto afectados. La página critica que en la familia de los Cullen se encuentra Jasper, un antiguo soldado separatista de la Guerra de Secesión, que luchó por mantener la esclavitud en EE. UU.

En resumen, estos largometrajes no pasan, ni de lejos, el test de Bechdel. ¿No sabes lo que es? Es un método para evaluar la brecha de género en los audiovisuales. Se originó a raíz del cómic Unas lesbianas de cuidado, obra de la propia Alison Bechdel. Para que una producción artística pase este test debe cumplir las siguientes premisas: 1) Que existan más de dos personajes femeninos con nombre; 2) Que estos dos personajes mantengan una conversación; y, 3) Que esa conversación no tenga nada que ver con un hombre. Lamentablemente, en una filme donde la protagonista, como individuo, es casi inexistente y todo gira en torno a Edward, Jacob o su padre… este test no se supera y, personalmente, no entiendo cómo se ha publicado esta ‘nueva’ entrega en 2020.

Aun así, no importa que el estreno de estas cintas sean de la década anterior, no hace falta remontarse ‘tan atrás’ para ver los mismos esquemas en los audiovisuales de hoy día. Otra saga que tuvo mucha popularidad fue 50 sombras de Grey, una historia que nació de un fan fiction de Crepúsculo, según la resvista de fotogramas.es. ¿Cómo te quedas? Quizá no muy sorprendida, puesto que el esquema es el mismo: chico misterioso + chica ingenua = ¡Alerta por tensión sexual! Incluso, la comparación de algunas escenas dejan mucho que desear de la originalidad de la novela: como aquella en la que “te salvo de que te atropelle un coche” o la de “las cualidades de ambos para tocar el piano”. Una vez más, otra saga criticada.

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Mi escena favoritísima de la saga: el final de Amanecer. Parte 2., cuando Alice muestra el futuro a Aro y luego ocurre la batalla entre vampiros y lobos y más vampiros. Finalmente, resulta que era solo una visión. Recuerdo haberla visto en el cine y quedarme loca. Simple pero le guardo cariño. Casi tanto cariño como la escena del partido de béisbol – sobre todo, por Alice. Mejor personaje –.

Mi escena menos favorita: Todas las que tengan efectos especiales, porque vaya cutrez.

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Decidí que sería buena idea realizar una entrada en el blog sobre esta típica saga de adolescencia cuando la reviví esta última semana. Obviamente, mejora la experiencia verla en el presente, con las gafas moradas puestas, como quien dice. Además que no la recordaba y, ¡Oye! ¡Qué mejor excusa que verla para el blog!

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Bibliografía.

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Silva, M. (09 de marzo de 2021). Tomatazos. Obtenido de tomatazos.com: https://www.tomatazos.com/noticias/598511/Los-fans-agradecen-el-filtro-azul-en-Crepusculo