2.5 Industria de entretenimiento y medio de información
No. Era broma. El título era clickbait. No le debo una disculpa a nadie y menos a la televisión. Especialmente ahora que un participante de cierto programa que no voy ni a nombrar, ha sido detenido por violación (que no se considera violación por malabares judiciales, pero todos sabemos que lo es) y muchas personas ESPECIALMENTE mujeres han salido a manifestar su descontento en las redes. Contra esta persona en concreto, no contra el programa. Porque claro, es un caso aislado. No se podía ver venir. El resto de concursantes son santos. Así que a seguir viendo el programa y a pagarles el alquiler a estos violadores en potencia. Sálveme Dios de la ira de estas personas si yo, un hombre, señalo esta contradicción. Este claro ejemplo de feminismo de hojalata. De mostrar lo guay que soy en las redes, pero luego demuestro que ni entiendo los valores que defiendo. Porque claro, ser hombre invalida automáticamente mi punto de vista. Y cuidado con leer esto y meterme en el saco de los machitos antifeministas. Yo no estoy señalando una falla en el feminismo ni vengo a explicarle el feminismo a nadie. Yo lo que estoy señalando es un problema más de fondo. Un problema de lógica de parvulario, de sentido común y de egoísmo. Pero bueno, es la misma razón por la que no me siento parte del colectivo LGTBI a pesar de serlo. Me encanta, no. Me APASIONA ver desacreditadas mis críticas hacia ciertas malas conductas del colectivo (que las hay) únicamente porque se asume que soy un “hetero basic”. Como ya digo. Esto son problemas de maldita lógica. No cuestiones abiertas a interpretaciones ni mierdas de esas. Pero en fin, expuesta esta reflexión, vengo a hablar de otra cuestión.
Resulta que esta semana por fin le he encontrado cierta utilidad a la televisión. Que realmente no es nada del otro mundo. Es algo que igual puedo sacar de muchas otras situaciones. Pero bueno, intento sacarle algo bueno a este aparatejo. El otro día estaba con mis compañeras de piso cenando y a una de ellas se le ocurrió la idea de encender la televisión, aunque fuera para tenerla de fondo. Lo único, LO ÚNICO que valió la pena de toda esa experiencia fue un anuncio de Orange que ni recuerdo de que iba ni qué vendía. Solo me quedé con la música (y menos mal que podemos escuchar cosas sin mirarlas, porque como podréis imaginar, no estaba muy pendiente de la televisión). La canción se llama Views de la artista Noga Erez y aunque no es exactamente la clase de música que suelo escuchar, es bastante pegadiza y me llamó la atención porque precisamente tampoco es la clase de música que sueles escuchar por ahí. Después de una rápida búsqueda por internet, comprobé que la artista cuenta con una moderada fama y me sentí agradecido por haberla encontrado. Así que en parte sí que le debo una a la televisión. Aun así la balanza sigue muy descompensada por todo el tema ese de llevar criminales (y gente que aun sin delitos, desde luego dan todas las señales de estar a punto de hacerlo) a sus programas y publicitarlo como si fuera algo totalmente normal.
Y hasta aquí llega todo lo bueno de la televisión. Vaya por Dios, si es que intento hacer una entrada hablando de algo positivo y tengo que empezar con un párrafo de actualidad sobre algo malo y continuar con algo relativamente positivo pero terminando también con algo malo. Al elegir este tema para el blog, pensaba que todo iba a ser más sencillo, pero a diferencia de los fans de cierto programa de telebasura, yo no intento blanquear las cosas que efectivamente, son basura. Qué más quisiera yo, poder encender la televisión y llevarme al menos una cosa positiva como esta de haber descubierto un grupo nuevo. Qué más quisiera yo, encender la televisión y que hubiera una, UNA (como me gustan las mayúsculas) película interesante (que entiendo que es un tema muy subjetivo, pero maldita sea. Que me gusta mucho cine y muy diverso). Qué más quisiera yo, que cada vez que la televisión sacara un programa de mierda, el ente colectivo, la masa que es la audiencia se plantara para exigir una programación de calidad. Y no hablo ya de documentales de la 2. Hablo de que no me metan 4 horas (o vete tú a saber) de tíos y tías que a saber de dónde han salido, de marujeo y poco más. Que libertad de expresión mis cojones, un poco de decencia. Un poco de amor propio y menos conformismo con el contenido que se da en uno de los mayores medios de comunicación del mundo. Que sí, que tiene las horas contadas. Pero como creo recordar que escribí en otra entrada, está siendo una muerte muy lenta y dolorosa.
Y a lo mejor alguien me vendría con uno de esos contraargumentos patateros tipo “¿Y cómo lo harías tú, listillo?” pues muy sencillo. NO HARÍA ABSOLUTAMENTE NADA. Esa no os la esperabais, ¿eh? Esperabais una respuesta que me pusiera contra la espada y la pared tipo “¡Pues expropiaría todas las cadenas de televisión y que el contenido fuera público!” o “¡Pues pondría estos X contenidos que a mí me gusta porque creo que son mejores!”, que vaya. Ya he expresado que no es mi deseo, pero la experiencia me dice que mucha gente ni leer sabe. Pues no, como he expresado en múltiples ocasiones, la televisión es un formato perdedor. Lo bueno no pasa más allá del concepto. Cualquier cosa que se te ocurra para “corregir” el contenido televisivo pasa primero por hacer una conquista del mismo. Por controlar todo el medio y hacer tu voluntad, como un dictador. Y hay quien quiere ese, pero no yo. No creo en dictadores, ni reyes, ni dioses, ni amos, ni patria, ni siquiera en la familia. Como científico, “creo” en la selección natural. Y con ello me refiero a que aquellos que os contradecís apoyando la televisión (como muchas otras cosas) mientras os autodefinís como (inserte aquí cualquier movimiento a favor de los derechos de un colectivo) tarde o temprano acabareis nadando en un rio de mierda formado por las contradicciones que vosotros mismos os generáis. Llegará el momento. Yo me doy cuenta rápido porque así lo ha querido la genética, pero en algún momento esa montaña será tan grande que no podréis escapar de ella. Tendréis que bajar la cabeza, aceptar que habéis perpetrado abusos de poder, apoyado a criminales y quedado como auténticos ignorantes. O podéis ir a la tumba corroídos por esa misma ignorancia. Qué sabré yo, si no trabajo en televisión.
La cuestión es que la televisión perfecta… no existe. Pero lo que sí existe y que es lo más cercano a esto es internet. “Carlos, maldito hipócrita, En internet también se cometen abusos de poder”. Ah, pues sí. Pero primero, tengo dos putos dedos de frente y realizo un escrutinio muy exigente a la hora de seleccionar los contenidos que veo. Pero como no soy omnipresente ni omnipotente, cuando soy consciente de estos abusos, dejo de apoyar estos contenidos. Somos humanos y nos podemos equivocar. La cuestión es aceptarlo y seguir adelante. El problema está en dejarse engañar. Porque como ya he dicho en el primer párrafo, el caso este del violador era de cajón. No he visto el programa, pero de los fragmentos que me han llegado de una forma u otra, puedo deducir que los participantes o son muy tontos, o están tan ansiosos por atención y fama que están dispuestos a hacerse los tontos (lo cual para mí es igual de malo o peor) o directamente son criminales en potencia. Evidentemente. Había un cómic español de principios de los 2000s llamado Pafman redevuelve, donde el villano crea una compleja trama de estafa al secuestrar a cientos de famosos de capa caída y crear un programa de telerrealidad donde gana millones porque las llamadas y mensajes al programa cuestan una pasta. Al final (aviso de spoilers), el villano acaba libre porque su abogado argumenta que el precio de dichas llamadas estaba expuesto de forma continuada en pantalla (olvidémonos del tema de los secuestros). Y es que es cierto, lo podéis comprobar, los casos de estafa son desestimados si estos son increíblemente evidentes. Hablamos de tan evidentes que hasta un niño de primaria podría verlos venir. El problema no es solo del programa. Es vuestro.