3.4. La Radio es España durante la dictadura
“Hace 36 años, por estos días precisamente, surgía en el éter una voz española e independiente que llevaba una luz de esperanza a la patria atormentada.” Estas palabras formaron parte del discurso del periodista Pedro Aldamiz durante la última emisión de la emisora Radio España Independiente (REI), comúnmente conocida como la estación Pirenaica. Dicha emisión se realizó el 14 de julio de 1977, tras conformarse las Cortes constituyentes que construirían, a través de la unión y la concordia (elementos que con el paso de los años fueron desapareciendo en el panorama político), la Democracia española. En el hemiciclo de aquel primer pleno parlamentario se encontraba Dolores Ibárruri, la Pasionaria, quien contribuyó al nacimiento de la emisora en 1941 y la bautizó con el nombre de Pirenaica.
Radio España Independiente fue una emisora creada y gestionada por el Partido Comunista de España en 1941. El mundo se desarrollaba entonces en un contexto marcado por la Segunda Guerra Mundial. La Alemania nazi rompió ese año el pacto germano-soviético de no agresión a través de los famosos ataques relámpago de las tropas hitlerianas. Un mes después del ataque, la Internacional Comunista dirigida por Gueorgui Dimitrov, decide crear emisoras radiofónicas controladas por los partidos comunistas de aquellos países dominados por regímenes fascistas, como era el caso de la España franquista, para hacer frente a la censura y propaganda fascista. Entre estas emisoras podemos encontrar Radio España Independiente, Milano Aperta, Radio Finlandia Libre, o Radio Yogoslavia Libre. Así, la REI comienza su aventura en Moscú con la primera de un total de 108.360 emisiones que, junto con los informativos en español que ofrecía la BBC o Radio Francia Internacional, servirían a los españoles como el altavoz de lo que acontecía en el resto del mundo, proporcionando una información libre de la censura del régimen franquista. Aunque comenzó sus emisiones desde Moscú y posteriormente en 1955 se trasladaría a Bucarest, la Pasionaria bautizó la REI con el nombre de Estación Pirenaica para que los españoles tuvieran una sensación de cercanía. De hecho, muchos pensaban que la REI emitía desde Los Pirineos o desde Toulouse.
En sus inicios debido al contexto bélico mundial, la reciente Guerra Civil española y la inexperiencia periodística del grupo de integrantes de la Pirenaica (dirigidos por Dolores Ibárruri), los contenidos de la emisora tenían un marcado carácter propagandístico de la ideología del Partido Comunista. Además, emitían desde un subterráneo en una ciudad de Moscú que frecuentemente era atacada por las tropas nazis, por lo que temían que se colara en los micrófonos el sonido de algún bombardeo que pudiera revelar su lugar de emisión. Los frecuentes cortes de luz provocaban que tuvieran que trabajan bajo la luz de lámparas de aceite. Además, el avance de las tropas alemanas hacia Moscú provocó la reubicación temporal de la emisora en la República de Bashkiria en otoño de 1941, regresando a la capital soviética en abril de 1943.
Durante esta etapa las fuentes de información de la emisora eran muy reducidas, formadas principalmente por los informes y archivos del PCE y las escuchas a los informativos en español de la BBC o Radio Francia Internacional. Más tarde fueron ampliando sus fuentes de información con publicaciones clandestinas, agencias de noticias (sobre todo la soviética TASS) y cartas de corresponsales voluntarios de España y otros países europeos. El objetivo principal de la REI durante estos años era coordinar a los comunistas españoles que se encontraban por toda Europa. Eran frecuentes las intervenciones de personalidades como la propia Dolores Ibárruri, Santiago Carrillo, Gregorio López Raimundo o el poeta Rafael Alberti. Con la disolución de la Komitern, la Pineaica pasa a estar gestionada por el Departamento de Información Internacional del Comité Central del PCUS.
Mientras tanto en España, el régimen franquista comenzó a perseguir la escucha y difusión de la Pirenaica, así como de otras emisiones que no eran del agrado del dictador. Para ello, se declara ilegal la sintonización y escucha de la REI u otras radios clandestinas. La acusación de estos delitos podía conllevar penas de prisión o incluso de muerte, como el caso de Alfonso Martínez Peña (fusilado en Cartagena en el año 1945). En 1941, el régimen crea el Servicio de Interferencia Radiada con el objetivo de dañar y debilitar las emisiones clandestinas. Años más tarde los EE.UU. ofrecieron ayuda al régimen a través de préstamos especiales y con emisoras como La Voz de América o Europa Libre. La Pirenaica respondió con el aumento de la potencia de emisión, y el uso de «ondas volantes» desde Bulgaria y Hungría para sortear las interferencias y multiplicar los canales de penetración.
A partir de los sesenta, la Pirenaica intenta reducir su propaganda comunista y comienza a convertirse en un medio más convencional, ampliando sus fuentes de información y ofreciendo una programación más variada (eso sí, siempre criticando duramente el gobierno franquista y bajo la gestión del PCE). En esta época llegan a la emisora profesionales con mucha más experiencia periodística y mediática, con una visión más algo más objetiva que aquellos que habían inaugurado la emisora. Es el caso, por ejemplo, de María José Capellín y Manuel Vallejo.
En los años setenta, la REI emitió ininterrumpidamente durante la enfermedad de Franco y fue el primer medio en informar sobre su muerte. Con el final del franquismo y la constitución de las Cortes, el PCE decidió cerrar la emisora, alegando haber cumplido con su cometido. Es por ello que es necesario recordar el importante trabajo de un medio que, si bien estaba claramente ideologizado y gran parte de su programación era propaganda comunista, fue prácticamente la única fuente de información libre de censura que los españoles podían consultar para enterarse de lo que acontecía en el resto del mundo.