2.5 Industria de entretenimiento y medio de información
Hacía tiempo que no me enganchaba ningún libro. Páginas que con sus caracteres me atrapasen y transportasen hasta el punto de llevar dos horas leyendo y no darte ni cuenta de que ya era de noche. Esa sensación de descubrir lo desconocido me trae hasta aquí, a escribir esta primera entrada del blog. “Enigmas pendientes”, del periodista vasco Iker Jiménez, supone un antes y un después en la divulgación de un tema que no hace más de 40 años podría haber sido (y de hecho así fue) silenciado por el régimen franquista: lo esotérico, paranormal y el misterio. Con la llegada de la democracia, sumado al gran poder de los medios de comunicación, el misterio cobró una importancia bestial entre todos los curiosos de nuestro país pudiendo abrir la mente a nuevos temas, a resolver cuestiones sobre lo desconocido o a indagar en lo más profundo de casos, como el de por qué en una aldea de Extremadura sucedían avistamientos día sí y día también de OVNIS. Así lo hace plasmar Jiménez en su citada obra publicada en 1999 en la que relata la cantidad de casos para los que no se ha encontrado una explicación. Pero ¿cómo un medio como la televisión ha abordado un género de la talla del misterio en sus parrillas?
En la actualidad, con la gran variedad de géneros y en la cultura en la que “vale todo”, no es difícil tratar el misterio y lo paranormal en la televisión. Sin embargo, cuando este medio llega a España a mediados de los años 50-60, el país vive en una dictadura donde el poder que ejercía la Iglesia en todos los ámbitos culturales impedía plasmar ciertos temas en los grandes medios de comunicación. Esto, sumado a la existencia de únicamente dos canales de televisión controlados por el régimen, impedía aún mas si cabe que los curiosos por lo que no tiene explicación pudiesen encontrar una respuesta a sus dudas.
A finales de los años sesenta, con la televisión consolidada como mejor eje comunicador por encima de la radio, aparece la figura más importante del misterio en el siglo XX. Desafiando la censura franquista, guiada por una Iglesia que jamás permitiría que en su patria se diesen casos de hechos paranormales y quedar así en evidencia frente a sus fieles, el nombre de Fernando Jiménez del Oso (1941-2005, Madrid) cobró cada vez más importancia. Dedicado profesionalmente a la parapsicología, Jiménez del Oso comenzó a forjar su camino en televisión en 1967 de la mano de Chicho Ibáñez Serrador en el programa Historias para no dormir de TVE dónde narraba historias de terror como El Regreso. Siete años después de este primer contacto, el madrileño fue fichado para presentar una sección de enigmas y misterio en el programa dirigido por Pedro Amalio López Todo es posible en domingo.
Con la caída del régimen franquista y, por consiguiente, del miedo a la censura, a Jiménez del Oso le aparecen muchas oportunidades para liderar en televisión un género en estado de ebullición y con cada vez más seguidores. En el año 1976, el madrileño pasó a presentar el programa Mas Allá con el que consiguió grandes cuotas de audiencia hasta 1981 y que le permitió rodar reportajes en países como Egipto, Perú o México.
Entre 1982 y 1984 siguió ese afán por el misterio con los programas televisivos La Puerta del Misterio en la que albergó dos series de documentales realizados y presentados por él: El otro Perú y Ellos, ambos dedicados al fenómeno ovni, con testimonios de testigos de toda condición social, incluyendo pilotos y militares. En junio de 1982, inició la serie “La España mágica”, y una serie de 13 programas sobre los ovnis presentando un bloque del programa «Punto de Encuentro», presentado por Pedro Maciá.
En 1989, pasó a dirigir y presentar dos nuevas series documentales, El imperio del sol y El otro México, esta vez para las televisiones autonómicas de Madrid. Estos programas le valdrían recibir sendas distinciones oficiales de Perú y México.
La figura de Jiménez del Oso en Televisión fue la punta de un iceberg de una generación que descubrió en el mundo de lo paranormal un género donde encontrar respuestas a las dudas que ansiabas resolver. Uno de estos alumnos de la “escuela” de del Oso es al que se le considerada hoy en día uno de los mejores periodistas de investigación de España y autor del libro nombrado en las primeras líneas de esta enteada: Iker Jiménez (1973, Vitoria). Si del Oso fomentó e introdujo el misterio en televisión, Jiménez lo acabó de rematar, consolidándolo como uno de los imprescindibles de las parrillas televisivas en las principales cadenas de televisión tanto públicas como privadas. Si bien es cierto, la carrera profesional del periodista vasco comenzó en el medio radiofónico en radios municipales de la capital de España, pronto comenzaría su carrera en la pequeña pantalla. Después de obtener los mayores registros de audiencia de la radio de madrugada con 776.000 oyentes gracias a su programa Milenio 3 en la Cadena Ser, Iker Jiménez, junto a la periodista Carmen Porter, estrenó en 2005 en Cuatro el primer programa de Cuarto Milenio.
Este programa, que continúa en nuestras televisiones después de 15 años en antena, trata todo tipo de temas relacionados con misterio con los que ha conseguido que la cadena triplicase en algunos casos la audiencia con el programa que precedía la emisión de Iker Jiménez. En sus más de 600 programas emitidos destacan episodios ilustres dedicados a la investigación de casos como el de Las Caras de Bélmez, Descifrando el Código en referencia a la novela del Código da Vinci, El Otro Jesús para mostrar la cara más oculta de Jesucristo y los enigmas que envuelven a su figura, La Noche de las Profecías en 2008 o el especial Expediente 2014. Una de las características de Cuarto Milenio es querer mostrar a los espectadores una cierta seguridad de lo que plantean y dar así veracidad a los hechos que, a priori, pueden parecen raros, mediante colaboradores que se dedican profesionalmente a temas como la arqueología, historia, criminología, astronomía, medicina, física, zoología, parapsicología y ufología como Javier Sierra, Javier Pérez Campos o Pedro Baños.
Su seguimiento de estos temas, siendo, junto a del Oso, pionero del misterio televisivo en nuestro país le ha permitido a Iker Jiménez recibir varios galardones como el la Antena de Oro y el Premio Ondas, ambos en 2015, por su labor como presentador, comunicador y director, conduciendo un programa con estilo único y consolidando el género del misterio tanto en televisión como en radio.
Otros de las caras visibles del misterio en televisión es el periodista jienense Lorenzo Fernández Bueno. Fernández Bueno, colaboró con Iker Jiménez en la revista Enigmas, de la que sigue formando parte, en los años 90 hasta el día de hoy. Presenta en Onda Cero el programa El Colegio Invisible donde habla de todos los sucesos paranormales que han sucedido en España, desde un punto de visto más histórico. Pero centrándonos en la pequeña pantalla, Fernández Bueno ha presentado programas como Enigmas de nuestra historia (2016), Misterios con Lorenzo Fernández Bueno (2018), Leonardo, el último hereje (2018), 99 lugares donde pasar miedo (2019) y ETs, ELLOS están entre nosotros (2021). Todos ellos en la cadena que más ha explotado este género en lo que llevamos de siglo XXI: Discovery Channel, ahora conocido como DMAX.
Pero desde hace años, la televisión de infoentretenimiento ha querido hacer “de las suyas” con el género televisivo de misterio. La teatralización, exageración y guionización en la plasmación de ciertos casos paranormales ha restado seriedad al buen hacer de otros programas con el trato del misterio. Un ejemplo de estos programas de fake entretenimiento es el famoso Buscadores de Fantasmas. Este docurreality, emitido por primera vez en octubre de 2008, consiste en que un equipo de parapsicólogos se dirige a una localización (generalmente casas) para provocar a las posibles fuerzas demoniacas y contactar con ellas a través de cámaras de alta tecnología, cámaras de visión nocturna y equipos de grabación para captar psicofonías. Este método, ideado por el investigador paranormal estadounidense Zak Bagans, fue muy criticado por los profesionales de este campo, alegando que estaba provocando y dando una falsa visión del mundo del misterio a los espectadores. Sin embargo, Bagans se defendió de estas críticas de esta manera: “No quiero que los televidentes nos vean como cazafantasmas provocadores y con ganas de bronca. Tan solo lo hacemos a los espíritus malignos que causan daño a los vivos”.
¿Cuántas preguntas nos hemos hecho sobre cuestiones que a priori no tienen respuesta? ¿Cuántas cosas nos parecen difícilmente creíbles, aunque lo hayamos visto con nuestros propios ojos? ¿Cuántas veces hemos querido huir de un tema por miedo a sus consecuencias? ¿Quién no ha tenido nunca experiencias que jamás le gustaría recordar? Son muchas incógnitas las que la existencia humana nos depara a lo largo de nuestra vida. Experiencias que, tarde o temprano, nos toca vivir. Experiencias que siempre se ha evitado indagar por miedo al qué. Pero todo esto, cada día que pasa, llega a su fin.
Gracias a la dedicación de grandes periodistas, sumado al potencial espectacular del medio televisivo, podemos encontrar en la actualidad prácticamente respuesta a cualquier cosa que nos preguntemos que siempre nos ha supuesto curiosa. Estos profesionales se desenvuelven en un mismo paradigma, en un mismo método científico y con el objetivo de querer mostrarlo a una audiencia prácticamente inexistente hace 50 años. Y sí, el misterio gusta. Gusta en España desde que Jiménez del Oso se pusiera delante de una cámara a narrar las escalofriantes historias del mito de la niña de la curva, desde que Iker Jiménez quiere desenmascarar la verdadera historia del asesinato encubierto de estrellas mediáticas como Michael Jackson o plasmar cómo en pleno franquismo unas pálidas caras aparecieron en el suelo del remoto pueblo de Bélmez desafiando a todos los estamentos eclesiásticos de la época.
Santiago Ramón y Cajal defendía que “mientras que el cerebro sea un misterio, el universo seguirá siendo un misterio” y no le falta ápice de razón al científico español. Debemos conocer el potencial de nuestro cerebro para poder explicar aquellos sucesos que pasan delante de nuestros ojos y no somos capaces de encontrar una respuesta valida que dé por cerrado un asunto. Es por esto por lo que el mérito de todos estos profesionales va más allá que el de ponerse de una cámara para contarnos que han visto una luz verde en medio de una carretera la noche con más niebla de invierno de 1998. Desde la llegada de la pequeña pantalla hemos podido conocer casos que jamás pensaríamos que podríamos llegar a ver, a crear una cantera de periodismo que apasione el poder de la investigación y abrir la mente a posibles realidades en las que no creemos desde que nuestra conciencia comienza a formarse como tal.
Este género nos da la bienvenida un mundo desconocido del que hoy somos un poquito más conscientes en España gracias a tantos y tantos periodistas de televisión. Como inicia Iker Jiménez cada Cuarto Milenio… Bienvenidos, amigos, a la nave del misterio.