3.4 La radio española en la dictadura
El gran desarrollo de los medios audiovisuales en las últimas décadas ha transformado nuestra forma de vivir los acontecimientos. Es el fruto del impacto de la imagen televisiva, de poder ver y sentir de alguna forma lo que está pasando a miles de kilómetros. Por eso lo primero en lo que pensamos al escuchar la palabra “guerra” es en una sucesión de bombardeos, trincheras o campos de batalla. Pero lo cierto es que históricamente existen un conjunto de factores psicológicos, de sentimientos y convicciones que no se pueden ver a simple vista y que son fundamentales para entender la guerra.
Aunque históricamente las hazañas bélicas ya se relataban, primero de forma oral y más adelante de forma escrita con el nacimiento de los primeros periódicos, es con la expansión de la radio a partir de la Primera Guerra Mundial cuando los gobiernos ven en el medio radiofónico una oportunidad para llegar a las masas y concienciarles de la necesidad de luchar por su país contra la amenaza enemiga. Es el nacimiento de la propaganda.
Estas nuevas herramientas de control sobre la opinión pública se reproducieron y normalizaron a partir de entonces en los grandes países europeos. En España la primera emisora de radio, la EAJ 1- Radio Barcelona, nace en 1924 bajo la dictadura de Primo de Rivera y una férrea censura. Posteriormente le seguirian otras emisoras locales como Radio Madrid, Radio Ibérica o Radio Cádiz entre otras.
En los años siguientes, la radio fue creciendo y madurando como un instrumento más de la política. Durante la Segunda República fue clave en la difusión de mensajes políticos como la proclamación de independencia de Cataluña de Lluis Companys en octubre de 1934. A pesar de que las concesiones y las licencias dependían directamente del Estado que era el que elegía qué emisoras podían transmitir y cuáles no, la iniciativa en la radio era fundamentalmente privada, por lo que, los contenidos no eran puramente políticos ni dependientes del gobierno sino que respondían a intereses empresariales.
Con todo esto, cuando se produce el golpe de Estado de Franco el 18 de julio de 1936, tanto el bando sublevado como el republicano conocían a la perfección la importancia de la radio como elemento propagandístico para llegar a las masas. Ese mismo día se pudieron escuchar en España dos mensajes muy diferentes dirigidos directamente a la población. En Radio Tenerife, bajo control franquista el mensaje de llamada a luchar por “el santo amor a España” contra el caos anarquista, el separatismo y el marxismo y por otro, el de los territorios leales al gobierno de la República para unir a los trabajadores contra el fascismo. La recién creada Unión Radio Madrid, que había resistido a la amenaza nacional fue un medio de difusión de los sindicatos, intelectuales de izquierdas y partidos políticos que conformaban el Frente Popular para animar a los madrileños a resistir. Desde este medio pronunció “La Pasionaria” el llamado No Pasarán, que se convertiría en el lema antifascista por excelencia durante la Guerra.
Se empezó a intervenir en las radios privadas que pasaron en casi todos los casos a control estatal. Poco a poco se fue suavizando el control sobre estas radios que siguieron bajo supervisión gubernamental pero frenaron su desempeño propagandístico inicial.
Con el avance del conflicto la radio fue acrecentando su influencia como un medio informativo indispensable para la población civil bajo el control de ambos bandos. La gente escuchaba la radio todo el tiempo para informarse sobre posibles bombardeos, el avance de cada ejército o para conocer el paradero de familiares y personas cercanas. En ambos bandos se trazó un plan de comunicación estratégico, pero las tensiones internas y las diferentes rupturas que se fueron dando dentro del bando republicano hicieron que la propaganda franquista fuera mucho más efectiva y clara. Las radios antifascistas estaban en manos de trabajadores y dependiendo de la zona predominaban mensajes anarquistas, comunistas, socialistas o independentistas catalanes, muchas veces contradictorios entre sí y con objetivos distintos, mientras que en las emisoras franquistas emergieron figuras políticas como la del general Queipo de Llano, militar del bando nacional y experto en comunicación que tenían mucho más claras las referencias y el mensaje que lanzar.
En 1937 se crearía en territorio franquista la Radio Nacional de España (RNE), un medio público que emitía por un emisor alemán de alta potencia regalado por el gobierno nazi como apoyo a Franco y que sería fundamental para el desarrollo de la radiodifusión española a partir de ese momento, durante la posterior dictadura y con la llegada de la democracia.
También tenían un mejor sistema de escuchas que les permitía recoger la información lanzada por las emisoras rivales, la vida en la retaguardia y la fractura interna que se estaba viviendo al otro lado. El dominio de la radio fue un síntoma de los acontecimientos de la guerra, la motivación inicial del bando antifascista que se fue desvaneciendo ante la superioridad militar de los franquistas, las constantes muertes y derrotas y las discrepancias internas que acabaron fragmentando la unidad popular.
Los últimos partes de la Guerra y la victoria final de Franco fueron escuchados por todos los españoles que habían podido sobrevivir a la crudeza de un conflicto que se prolongó casi tres años en el tiempo, más de 200 mil muertos y cientos de miles de exiliados, heridos y afectados. La radio al contrario de lo que podría parecer incrementaria aún más su importancia como medio propagandístico con la llegada del Franquismo. Bajo la dictadura se mantuvieron las mismas directrices de odio contra “los enemigos de España”, de represión contra cualquier oposición pública y de defensa absoluta de cualquier medida y símbolo del gobierno.
Estas técnicas de propagandismo servirían como referente para los contendientes de la II Guerra Mundial, que intentaron exprimir al máximo el potencial de la radio para alentar a su población y que supondrían un antes y un después en la comunicación política. Se hace imposible imaginarse cómo hubiera sido el papel de la televisión y de Internet como medios de propaganda de la actualidad sin la importancia de la radio en la Guerra Civil.