La radio siempre está – Diego Torrús

3.1. Historia y evolución de la radio

Esta mañana te has levantado, después te has aclarado, has desayunado, y cuando estás listo para empezar el día miras el móvil y te descargas un podcast. El del programa que no pudiste oír la noche anterior en la radio. Claro que para poder escuchar en el teléfono la grabación de algo que te perdiste ayer en una radio que va por señales alguna evolución se ha tenido que dar desde el origen de esta makina.

Los cambios de la radio desde su inicio se han dado desde la técnica y mecánica, pasando por el estilo y llegando hasta el formato. Nada se asemeja el primer aparato de radio de Henry Dunwoody y Greenleaf Whittier Picard de 1910. Un aparato portátil de unos 10 kilogramos de peso, fabricado a partir de galena. De ahí que con el paso de los años se conociera como “radio galena”. Aún así para llegar a esta construcción hicieron falta anteriormente unos cuantos avances tecnológicos que se produjeron a lo largo del siglo XIX.

Lo que hace que la radio llegue desde la emisora donde se emite hasta nuestras casas es la propagación de ondas electromagnéticas. James C. Maxwell observó experimentos que se habían estudiado a lo largo del siglo de la ilustración y se dio cuenta de que campos eléctricos variables creaban campos magnéticos variables y viceversa. Lo cual permitía a las ondas electromagnéticas expandirse por el espacio. ¿Qué sucedía? Nada, porque tan solo era una observación, pues no existía un aparato de radio que permitiera hablar a nadie para contarlo. Sin embargo, sí que existían unos antecedentes en la mecánica del funcionamiento.

En primer lugar, la pila voltaica permitía crear campos eléctricos, es decir, producir electricidad por sí sola. A esto se le añadió el telégrafo, que era capaz de enviar y recibir señales eléctricas trasmitidas por un cable. Quizá este sea el invento clave pues permitía en código morse una primera comunicación a distancia. Un paso más allá dio Bell cuando inventó el teléfono y consiguió que la voz humana se pudiera trasmitir por cables. Y finalmente a todo esto, se le sumó el invento de la antena y con ella la posibilidad de expandir, en ese momento a corta distancia, señales electromagnéticas.

Así pues, a finales del Siglo XIX ya se daban todos los condicionantes para que alguien decidiera crear algún objeto que pudiera recoger una voz que habla a varios kilómetros de distancia. Este fue Nikola Tesla, aunque oficialmente fue Marconi quien inventaría un receptor de ondas hertzianas. Por ello, también oficialmente se le atribuye a Marconi la primera retrasmisión de radio. Al principio este medio de comunicación no se concebía como un instrumento para entretener o informar. Sino que tenía una función parecida a la que hoy día tendrían los walkietalkie.

Esta evolución hacia una radio más comercial, de masas, de información o entretenimiento se dio a la vez que el aparato galeno, comentado al principio del texto, dejó paso al “superheterodino” bautizado así por su creador. Esto ya permitía un cambio en las emisoras cuando más o menos allá por el 1920 en muchas casas se podían encontrar aparatos de radio. Y una década después llegaría el boom. Gracias a la capacidad de seleccionar una emisora u otra, empezaron a surgir programas de todo tipo en la radio. Fue tal el éxito que enseguida se incorporó al coche.

En esta época encontramos las esencias del medio de comunicación que hoy conocemos, información de última hora, con un tratamiento más fresco y cercano que el de la prensa. Así surgieron programas que buscaban integrar a los inmigrantes, otros programas de ocio y apuestas, los había que hablaban de inversiones y por el contrario los había de quienes te contaban las luchas obreras. Hoy día encontramos cadenas de música, información general, deporte, para aprender inglés, religión, las radios comunitarias y un largo etcétera de lo que uno se encuentra buscando en el transistor.

El periodo de invento y auge de la radio se da en el mismo momento en el que el mundo ha sido sumido bajo guerras, expolios, y colonizaciones por parte de las mayores industrias de la mano de los estados. También este es un motivo del ascenso de la radio, que durante los conflictos armados pasaba a ser un medio casi de parte de guerra. Donde los locutores habituales de las emisoras dejaban hueco a militares o los protagonistas de un acontecimiento. En el verano de la Revolución de 1936 en Barcelona está el ejemplo de la ECN 1 Radio CNT-FAI. Allí sindicalistas, intelectuales, y trabajadores hablaban en la radio para contar de primera mano los frentes, propagar ideas libertarias y el devenir de ese verano para la historia.

Mencionado, pero no explicado está el transistor, un aparato ligero, de pequeño tamaño, económico y con bastante calidad de sonido que surgió a mediados del Siglo XX. Este invento nos ha dejado escenas de las que apenas quedan rastro a día de hoy, de señores en un banco escuchando la radio a todo volumen en plena calle. O partidas de petanca con la radio informando de la jornada deportiva. Sin embargo, si un día vas a una cancha en las jornadas definitivas de cualquier competición seguro que se verá a mucha gente con auriculares tratando de conocer lo que sucede con los equipos rivales.

Porque claro, el tiempo pasa rápido, y en nuestra cabeza más, un año ya de Covid y parecen 10. Pero mirado con perspectiva diez son los años desde que se extendiera el uso del teléfono móvil. Y parece que todo lo anterior suena ya antiguo. Pero la manera de informarse de las cosas más inmediatas era la radio que te lo contaba en el coche de camino a la playa o en tu casa mientras tendías. Aún así este medio de comunicación hablado sigue presente hoy día. Y esta es otra característica, que nunca muere. Primero, con la llegada de a televisión, la gente se preguntaba: “quién querrá escuchar algo cuando ahora también con esta otra cosa se puede ver”. Y actualmente que quizá el uso de un aparato de radio convencional no esté tan generalizado, tenemos los podcasts en su época dorada. Con lo cual no es que la radio vaya a desaparecer, sino que crece porque al elemento de última hora, y espontáneo, la llegada de internet le da una dimensión más grande.

Así que mañana, probablemente mucha gente se descargue un podcast nuevo o el programa de la noche anterior o directamente el programa en vídeo. Y en 50 años de otra manera también. Porque la radio tiene eso que otro medio no tiene, te acompaña hasta en el baño duchándote y sólo te cuenta las cosas a ti, en intimidad.

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