4.3.- El documental. Tipos de documentales. El documental como documento cultural
En 2019, Rachel Lears, una directora independiente americana decidió crear un documental que apostara por las jóvenes promesas femeninas de la política americana, ‘A la conquista del congreso’ Entre las protagonistas, la figura principal fue Alexandria Ocasio-Cortez (AOC también llamada). La candidata actualmente forma parte del Congreso de los Estados Unidos como representante por Nueva York.
La idea del documental surge días después de la elección de Donald Trump como presidente. El descontento por la clase democrática más progresista se hace denotar y Rachel Lears decide actuar. Al tratarse de un metraje que iba a ir en contra de los intereses económicos de muchas grandes empresas, tuvo que ser financiado con donaciones a través de la plataforma Kickstarter con la que consiguieron recaudar 28.111 dólares. El resultado fue vendido a Netflix por 10 millones de dólares.
El resultado del producto fue una crítica directa a las políticas elitistas y tradicionales que vio reflejada en un público agradecido por la representación de “la otra cara de la moneda”. Así se mostró en los premios Sundance 2019 donde el documental recibió el galardón del público a mejor documental.
Es curioso analizar la perspectiva del documental desde el punto de vista actual ya que sabemos con certeza todo lo que va a suceder, pues su futuro es nuestro presente. La corriente del trabajo visual se presenta desde una perspectiva política demócrata centrada en el ala más cercana a la izquierda de la ideología. desde una visión ejemplificada, podría decirse que hace apología al 15-M en nuestro país, con el surgimiento de Podemos, sin embargo, aquí observamos una corriente dentro de un mismo partido político, esto es posible debido a la individualidad política que se conforma en los propios partidos.
El mensaje principal consiste en conseguir que la clase obrera comprenda la tarea de ejercer unas políticas más honestas y justas para todas las clases sociales existentes, sobre todo, con prioridad en aquellas que se encuentran en exclusión social y necesitan más medios que ninguna otra.
Las políticas estadounidenses han tratado de solventar siempre las cuestiones económicas por encima de los derechos sociales, no se puede llegar a ser la primera potencia económica mundial sin explotación y desigualdad social. La representación de la Cámara del Congreso siempre se ha compuesto acorde a la situación estatal, por ello, la gran mayoría de los integrantes eran hombres ricos con estudios, blancos y dispuestos a hacer los que fuera con tal de mantener su poder. El gran ejemplo de ello llegó con la presidencia de Trump.
La cuestión es, que cuando un extremo se alza, las otra partes también reclaman ser escuchadas. Por ello, y por el surgimiento más avanzado de las nuevas tecnologías y medios más alcanzables para la sociedad, el proletariado norteamericano decidió alentar su voz ante los de siempre.
Y si hablamos de exclusión social, no podemos obviar al papel de la mujer en todo ámbito donde se refleje el poder. Lears consagró a través de cuatro mujeres (Alexandria Ocasio-Cortez, Amy Vilela, Cori Bush y Paula Jean Swearengin), la lucha por los derechos de la mujer en el ámbito político debido al popularmente límite conocido como techo de cristal. En el futuro, las representantes que finalmente alcanzaron la victoria en las elecciones estatales fueron AOC y Cory Bush, en representación de los distritos de Nueva York y Missouri.
La gran victoria de Ocasio es la que marca todo el metraje. Es una historia de superación sin límites. Una humilde camarera que dedica tiempo extra a conectar con la ciudadanía consigue aplastar en las 18º elecciones de distrito a Joseph Crowly, el representante demócrata que había ganado por 10 años seguidos el puesto sin rival aparente que, además, era el cuarto demócrata más influyente en el Congreso. La realidad es que una chica originaria del Bronx había hecho ya más por Nueva York que ese señor en una década.
Las políticas de las protagonistas son claras: sanidad universal, defensa de la clase obrera, educación pública y de calidad, preocupación por el cambio climático y, por supuesto, la igualdad de la mujer. Rodeadas de un equipo, explican que ni siquiera hay fijadas unas normas en cuanto a comunicación políticas regidas para mujeres. Son más que conscientes de que “hagamos lo que hagamos, se nos criticará”.
El proceso de campaña electoral que muestran es prácticamente un desafío. Sus gestos, su apariencia, sus pensamientos y cualquier error, será muchísimo más agravado en ellas que en un señor de 50 años de media que ha decidido dedicarse a la política porque sus hijos ya van a la universidad y tiene tiempo libre al salir del bufete. Por lo que la principal arma que utilizan es la fuerza y la empatía para conseguir la atención que deberían tener aún vestidas en chándal.
Probablemente, si este documental no se hubiera realizado, muchísima menos gente sería consciente de la historia que cargan a sus espaldas aquellas mujeres que hoy están en el Congreso en busca de una justicia social y sin compromisos económicos con lobbys o fondos financieros. No obstante, el argumento del largometraje muestra la esencia del marketing político estadounidense y eso, no deja de ser un sueño, como todo lo que prometen en ese país (y en todos si nos ponemos a pensar). El resultado de ello es concienciar a aquella gente que realmente piensa como ellos, pero no busca un nuevo público ni una visión más crítica. Se comprende de pautas políticas, perspectivas estratégicas para dar a sus seguidores lo que piden.
En su totalidad, la perspectiva documental es una gran aportación sociocultural, y más si se tiene en cuenta que existen poco contenido audiovisual que cuente este tipo de historias. El único problema es que no deja de ser política y la política no deja de ser mentira. La historia de estas mujeres es muy real y su lucha también, lo que no es real es el resultado de este esfuerzo.
Parece mentira que exista tanta gente que quiera cambiar las cosas, parece mentira que todavía existan salmones que naden a contracorriente. Sobre todo, ahora, donde la crispación está a la orden del día y las opiniones más contrarias a lo justo parecen creer que son mejores. Pero no es mejor el que más grita, la razón la dan los argumentos. Estados Unidos se encuentra en la cúspide de la polarización y muchos politólogos temen un enfrentamiento civil dentro del propio territorio. Solo queda esperar a que la coherencia y el diálogo se adentren en el país y que todo el esfuerzo de las nuestras no haya sido en vano.