La luz detrás del foco: la homosexualidad en España en la década de los 80 – Raúl Carrillo

4.3. El documental. Tipos de documentales. El documental como documento cultural

El material de grabación está listo para captar la realidad. Los técnicos y la periodista de RTVE esperan la señal del director para comenzar el documental. Cuando la claqueta da el pistoletazo de salida, un sujeto sale de la penumbra y redirige la luz hacia él. No tiene nada de ocultar. “Me llamo Eduardo y soy homosexual”, afirma el entrevistado con una mirada crítica a cámara y una leve sonrisa que se produce al revelar su identidad hacia todos los espectadores de la televisión pública española.

Eduardo, 24 años. Abiertamente homosexual en 1981. Fuente: RTVE

Eduardo, 24 años. Abiertamente homosexual en 1981. Fuente: RTVE

El programa Informe Semanal, en su novena temporada de emisión (1981), sorprendía a la población de nuestro país, recién salidos de una larga dictadura retrógrada y conservadora de 40 años de duración, con el documental Homosexuales, aquí y ahora. El magazín comenzó sus emisiones el 31 de marzo de 1973 bajo el nombre de Semanal informativo. Con media hora de duración, en cada uno de sus más de 2.400 programas —y a lo largo de sus 48 temporadas—, el formato consiste en la emisión de reportajes de interés público dentro de un marco de actualidad noticiosa, tratándose temas como la política o la economía.

En el caso de Homosexuales, aquí y ahora, se nos presenta una estructura de entrevistas a pie de calle de corta duración, y a profesionales o implicados en la lucha LGBT de una forma más introspectiva. Encontramos testimonios de ciudadanos que no apoyan de ninguna forma la homosexualidad. “Debe ser alguna enfermedad, […] hay mucho paro”, asegura un hombre de mediana edad. “No debería estar permitido hacer propaganda de la homosexualidad”, afirma otro señor de a pie. “Si en privado no tienen más remedio, pues peor para ellos”, murmura una mujer joven.

Contra el pensamiento conservador de la homosexualidad como enfermedad, una profesional de la salud mental utiliza la mejor arma para desmontar bulos y desinformación: la ciencia. “No existe ninguna prueba contundente hoy por hoy de que a nivel fisiológico […] tengamos diferencias cromosómicas, hormonales o de otro tipo”, asegura la psiquiatra. Es en este instante cuando se relata una de las teorías más puras y verdaderas, muy adelantada a su época, en cuanto a la homofobia: su relación con el sexismo. “Desde que nacemos, empezamos a absorber un tipo de educación que socialmente se nos proporciona”, afirma la profesional, que continúa rechazando el papel que adquieren el hombre y la mujer en la sociedad: “Nos convertimos en dos sexos determinados, no en personas con un cierto género”.

La pregunta aquí realmente es: ¿Ha cambiado la situación desde entonces? La voz en off de la pieza audiovisual cuenta cómo algunos homosexuales tenían que mantener en secreto su “condición” para no ser despedidos de su trabajo. Un joven asegura haber vivido este tipo de discriminación desde que era adolescente. “Con los amigos, en el barrio, en el servicio militar… Inclusive en mis primeros años en la oficina, donde gracias a mi constante lucha he conseguido imponer mi respeto”. El sujeto también denuncia cómo, al encontrarse amorosamente con un “amigo” en un sitio donde también había parejas heterosexuales, sufrió su primera detención, acompañada de agresiones —físicas y verbales— por parte de la policía.

Otro hombre homosexual, esta vez tapado por la penumbra del anonimato, critica el papel de la prensa sensacionalista, la cual “siga fomentando imágenes tópicas y muy típicas acerca del homosexual”. Este sujeto condena la proyección folklórica del Orgullo que ridiculiza a todo el colectivo LGBT. ¿No sufren los adolescentes en pleno año 2021 ese miedo por parte de sus compañeros de clase? ¿No quitan los adultos el derecho a decidir sobre los jóvenes justificándose con la frase: “Solo es un crío”? ¿No existe abuso y discriminación —o, lo que es peor, indiferencia— por parte de las autoridades?

Lo que observamos en el documental es un claro ejemplo de que el hecho de que las leyes amparen a los colectivos oprimidos no es sinónimos de la total libertad de estos. La homosexualidad fue despenalizada en España el 26 de diciembre de 1978. Sin embargo, la mentalidad de la población española no cambió automáticamente después de que esta ley entrara en vigor.

Pudimos comprobarlo en el debate de la ley de aprobación del matrimonio homosexual del 2 de julio de 2005. El argumento más popular y utilizado por el lado conservador de nuestro país fue que “atentaba contra la familia natural”, concepto abstracto extendido en su gran mayoría por la Iglesia —que no por la religión en sí—. La comunidad eclesiástica tuvo un gran poder durante los años de la dictadura franquista, por lo que su influencia en la población estableció unos “límites” basados en la tergiversación de los versos bíblicos por los que toda forma de vida fuera de la heteronormatividad “iba en contra de Dios”. A lo largo de la jornada de aprobación de esta Ley se convocaron protestas encabezadas, en su mayor parte, por miembros del Partido Popular y del Obispado.

Manifestación contra el matrimonio homosexual en Valencia. Fuente: El País

Manifestación contra el matrimonio homosexual en Valencia. Fuente: El País

En el documental de RTVE, uno de los argumentos en contra de la homosexualidad es la manifestación del Orgullo Gay. “No tienen de qué presumir teniendo en cuenta que es una anomalía de la naturaleza. […] ¿Por qué no hacemos también la jornada del Orgullo Machote?”, pregunta uno de los adultos entrevistados. Sorprende escuchar esta afirmación en 1981: en nuestros tiempos, 40 años después del rodaje del documental, aún existen personas que utilizan este argumento.

A día de hoy, el debate más reciente al que se tiene que enfrentar el colectivo LGBT es la controvertida Ley Trans, entre la que se han visto envueltos los movimientos feministas y Radical Feminista Trans-Excluyente (TERFs por sus siglas en inglés). La disputa que vivimos actualmente muestra dos puntos esenciales. En primer lugar, que todos los colectivos minoritarios están relacionados entre sí y, en segundo lugar, que el choque entre colectivos oprimidos se puede convertir en una pérdida de fuerza innecesaria que nos aparta de la verdadera lucha: la igualdad.

 He escogido esta pieza audiovisual porque, además de pertenecer al colectivo LGBT, pienso que toda visibilidad es poca. Este pensamiento se refuerza teniendo en cuenta la época de tensión e inestabilidad política en la que vivimos. Considero que es importante recordar, de vez en cuando, que España es un país muy avanzado y que lo ha hecho en muy poco tiempo, ya que la situación para las minorías estaba francamente cruda hace tan solo medio siglo.

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